La obra artística de Xelo Serrano constituye una transmutación de la mujer en su lucha interna por descubrir su propia sexualidad, y que representa de forma simbólica a todas aquellas personas que transitan en procesos similares de aceptación e inclusión.

La exposición refleja un proceso, un viaje a través de las sensaciones creadas por los trazos sinuosos que envuelven este espacio. La emoción queda contenida con cada mirada.

Su creación, sumergida dentro del realismo fantástico, está rodeada de simbolismos: la mujer se convierte en protagonista y guerrera incansable en una pugna constante por su aceptación. Por otra parte, encontramos el color rojo como dominante que representa la fuerza, el fuego, la sangre, la pasión, en definitiva, la revolución.

Recorriendo la sala se observa la travesía de la artista entre sus inicios y el punto final creando un diálogo con el espectador. La obra transmite las dudas, incertidumbres y batallas interminables por reencontrar ese punto de inflexión que la protagonista de la muestra, la mujer, no acaba de ubicar en medio de una sociedad anclada en convencionalismos.

Para interpretar la técnica utilizada en la realización de sus obras: lápiz, bolígrafo y rotulador sobre madera o papel, hay que retroceder a su infancia. Líneas entrelazadas se suceden, trama urdimbre, contorneando figuras hasta dotarlas de volumen y movimiento. Es el mismo método empleado por su madre que le enseñó a dibujar, mientras bordaba delicadas telas para convertirlas, sin apenas darse cuenta, en auténticas obras de arte.

Esta niña inocente que sigue siendo Xelo, observaba antaño con mirada inquieta esas manos delicadas entre agujas y bastidores. Ahora, las líneas de la artista y los suaves hilos de su antecesora se convierten en una misma expresión para la memoria.