La identidad es algo fluido e intercambiable que depende del entorno y el rostro es lo que nos permite entrar en diálogo con el otro, es el lugar por excelencia de las tensiones identitarias. Este proyecto está compuesto de una serie de retratos que desempeñan varias funciones. Por una parte, expresan un estado de ánimo en relación con la pandemia global; y, por otra, invitan a provocar cambios en la forma de comparación social y supremacía moral del espectador o espectadora, vértice fundamental de la relación conformada junto a la persona retratada y al fotógrafo, con intención, claro está, de desajustar sarcásticamente el régimen de jerarquías culturales, sociales y estéticas.

ENRIQUE ESCORZA. Calahorra, 1969

Se formó en la Escuela Superior de Comunicación, Imagen y Sonido (CEV) de Madrid y en el Cheltenham & Gloucester College of Higher Education. En sus primeros años de ejercicio profesional trabajó en Daylight Studios en la creación de imagen publicitaria y moda. Desde el 2002 hasta el 2013 colaboró con La Casa Encendida y se especializó en la creación de contenido visual de artes vivas (danza, teatro, música); también colaboró con otras iniciativas culturales como el Festival Veranos de la Villa o la Bienal Iberoamericana de Diseño.