Marina es una niña que no puede andar. Desde que nació, su padre se encarga de todo. Nada puede pasarle. En el baño, en el dormitorio, en el parque… Hasta que un día la lleva a la piscina. Allí, las cosas no son fáciles. En ocasiones, lo más fácil para algunos es la barrera más difícil para los demás. Hay una sirena en mi salón está basada en la historia real de Valentina, una niña de siete años, amiga de la compañía. Una niña con AME, atrofia muscular espinal, una enfermedad que le impide andar. Valentina es la fuerza de las ondas, como nuestra Marina. Una niña que se lanza a la apasionante piscina de la vida. Desde que empezó a nadar, Valentina descubrió un vínculo especial con estos seres mitad humanos/mitad pez. Marina/Valentina tiene la fuerza de un cachalote y la sensibilidad de un hada. Por ella.