Una historia de títeres

Históricamente relegados -por no decir menos-preciados- como mero apéndice de las artes teatrales, resurgen con una amplia variedad de modalidades durante la segunda mitad del siglo XIX (autómatas, ventriloquia, espectáculos ópticos), para acabar renovando técnicas en el XX ( guante, guiñol, marionetas, sombras, objetos, bunraku, varilla, tallo, pértiga); la transición a la democracia ha hecho posible la consolidación de una serie de compañías profesionales y la experimentación necesaria para abrir nuevos caminos estéticos y discursivos en los escenarios y fuera de ellos (en ábitos como la publicidad, la televisión o el cine) . Unos hechos y otros han posibilitado que este arte haya alcanzado espacio propio en el conjunto de las artes escénicas de nuestro tiempo, con compañías innovadoras de prestigio nacional e incluso con reconocimiento internacional.