La actriz Patricia López Arnáiz ha confesado este viernes que, tras recibir el Goya a la mejor interpretación femenina protagonista por su papel en 'Ane', necesitó "desconectar totalmente, dejar de pensar, olvidar la profesión y estar en el planeta liberada del trabajo”.

En la clausura de la Muestra de Cine Español de Tudela, la intérprete vitoriana ha reconocido que vivió una "época estresante" y llegó a la gala de los Goya, ha dicho, que "había que sujetarme con pinzas. Estaba muy cansada, fueron unos meses muy agotadores. Después de los premios, me puse enferma y me pasé una semana en el sofá, pedí que por favor no me llamaran, que no me hablaran de trabajo"".

López Arnáiz ha comentado que ser la primera actriz en ganar un Goya con una película rodada en euskera es "algo increíble", pero ha señalado que le da "la sensación de que muchas veces la idea que nos hacemos de las cosas y los hechos no son iguales y no le estoy quitando valor al Goya, para nada".

“No tiene que ver con eso”, ha continuado, y ha explicado que “hay algo en la idea y en el hecho que los hace distantes. Es lo mismo que si sueñas con tener una casa en primera línea de playa, y lo sueñas como algo hermosísimo, y cuando la tienes hay algo que no se acaba de completar”.

La actriz, que ha acudido a la cita con motivo de la proyección de 'Ane', ha estado acompañada del director, David Pérez Sañudo, y Jone Laspiur, que interpreta precisamente a la persona que da nombre a la cinta y que ha señalado que para ella ganar el Goya a la mejor actriz revelación ha significado una confirmación.

"No sabía si lo estaba haciendo del todo bien, si era lo que quería hacer realmente, no sabía dónde me había metido, ya que para mí esto era nuevo y, por tanto, el premio ha supuesto un antes y un después, una confirmación de que puedo seguir intentándolo, poner mis energías en ello porque igual ahí hay un futuro", ha contado.

Laspiur ha declarado que, para una persona que venía de Bellas Artes, recibir el Goya “es algo muy impactante, un giro bastante radical" que en su caso le ha "ayudado a tomar ciertas decisiones”.

Por su parte, el director David Pérez Sañudo ha manifestado que el cambio para él también ha sido muy drástico porque por primera vez tuvo ofertas de trabajo.

"Y eso es un cambio muy sustancial ya que hasta entonces llevaba una vida muy espartana en cuanto a la apuesta por hacer cine que conllevaba no cobrar mientras escribía, tener que trabajar de otra cosa y, cuando salía de trabajar, tratar de levantar un proyecto”, ha agregado.

En relación a la película que retoma y amplía la senda del cortometraje homónimo que el propio Pérez Sañudo dirigió, ha destacado que “levantar el proyecto fue algo muy duro, como cualquier ópera prima".

Y a este respecto, el director burgalés ha apuntado que la falta de presupuesto se tradujo en falta de tiempo y esa falta de tiempo tuvo que solventarla con “austeridad, menos planos, eliminar secuencias y maquinaria, todo aquello que supone tiempo en rodaje”.

Pérez Sañudo, ha lamentado no haber disfrutado más del proceso. “Lo he disfrutado muy poco y me hubiese gustado disfrutarlo más, no estar tan tenso; cada película es un viaje, un campamento de verano, una experiencia que ahí se te queda” y que “es muy intensa" y donde "al final lo positivo puede más que lo negativo”.