Tras casi 50 años en el mundo del cine, Nanni Moretti lo reconoce sin falso pudor: "Todas mis películas son autobiográficas". Unas porque hablan de sí mismo y sus experiencias y las otras porque reflejan el sentimiento que tiene en un momento determinado de la sociedad que le rodea.

Ese es el caso de 'Tre piani' ('Tres pisos'), su último trabajo, que llega a los cines españoles este viernes tras pasar por Cannes y que, pese a lo que pueda parecer, estaba acabado antes de que empezara la pandemia, como precisa el realizador en una entrevista con EFE pocas horas después de la presentación en el festival francés.

Una historia coral sobre diferentes familias y sus relaciones personales pero también sobre sus lazos con sus vecinos, que habla del aislamiento y de la necesidad de abrirse a los demás y que, insiste Moretti, estaba rodada, montada y finalizada antes de que apareciera la Covid-19.

"Ya me han atribuido cualidades proféticas en otras ocasiones, como con 'Habemus papam' (2011), con un Papa que se va y todos me decían que era algo imposible y no realista. Y dos años más tarde Ratzinger dimitió", recuerda.

Si 'Tres pisos' hubiera salido antes de la pandemia como estaba previsto, lo habrían considerado un filme profético pero ahora está "aún más de actualidad", reconoce el realizador, que considera que su filme es "una invitación a abrirse al mundo, hacia la colectividad, de querer formar parte de una comunidad", que es precisamente lo que necesitamos en estos momentos.

Adaptación de una novela del israelí Eshkol Nevo, la película cuenta con un amplio elenco: Margherita Buy, Riccardo Scamarcio, Alba Rohrwacher, Adriano Giannini, Elena Lietti, Denise Tantucci o Alessandro Sperduti, además de Moretti, que se reservó uno de los papeles principales del filme.

Un juez (Moretti) extremadamente duro con su hijo, que en un accidente de coche mata a una mujer conduciendo borracho; un hombre (Gianinni) que odia a su hermano y rechaza verle o un diseñador (Scarmacio) dominado por su propio miedo, que se convierte en una obsesión.

Son historias "profundas y universales", sobre "la justicia, la culpa, la dificultad de ser padre, las consecuencias que tienen nuestras acciones de las que debemos sentirnos responsables", explica el realizador de filmes como 'Caro diario' (1993) o 'La habitación del hijo' (2001).

Una película que aunque tiene muchos elementos habituales de su cine, para el director es en realidad "una pausa de los filmes a lo Nanni Moretti", sin espacio para la ironía, que es una de las características principales de todas sus obras.

Ironía que saca al reconocer que muchos críticos le achacan repetirse y que podrían utilizar la misma crítica para sus diferentes películas. Por eso esta vez quería hacer algo diferente, aunque reconoce que en el fondo todos sus filmes son autobiográficos. "No sé si 'Habemus papam' o 'Tres pisos' pueden considerarse así porque no hablan de mi vida privada, pero también son autobiográficas porque cuentan el sentimiento que yo en un momento determinado tengo de la sociedad que me rodea", explica.

Y cuando hace cuatro años leyó la novela, se vio reflejado en la preocupación por los temas que trataba. Y por la imagen que da de las mujeres, con unos personajes femeninos que son más flexibles que los masculinos, que se mantienen "firmes en sus posiciones, obsesionados por tener razón".

"Quienes tienen más curiosidad son las mujeres"

Los hombres son unos quejicas y las mujeres sin embargo avanzan hacia el futuro, algo que ocurre siempre en la vida real, en opinión de Moretti. "En la vida diaria, quienes se mueven, quienes tienen más curiosidad son las mujeres, las que leen son las mujeres, las que más van al cine son las mujeres, quienes son más curiosas y menos perezosas son las mujeres", reflexiona.

Aunque no es su caso. "Aparte de hacer películas, tengo una productora desde hace 34 años, un cine en Roma desde hace 30 años, he sido director del Festival de Turín, realizador, guionista, actor -incluso para otros-, productor....".

"Tengo mucho más de lo que me esperaba", afirma antes de recordar que empezó en el cine a los 20 años, de manera confusa, con una urgencia por comunicar lo que tenía dentro.

A sus 68 años, de todo lo que ha hecho desde entonces en el cine, ve en la dirección la obligación y en el resto de tareas el placer. Especialmente en el hecho de ser propietario de una sala en la que poder proyectar las películas que él, como espectador, quiere ver. Un sala en Roma, la ciudad que le acogió cuando era un adolescente (es originario de Bolzano, en el norte) y que ha utilizado como escenario recurrente para situar sus historias.

Aunque en este caso cree que 'Tres pisos' no es un análisis sociológico. "Quería hablar de sentimientos, de miedo, de proteger a la hija, de perder al hijo, no es que quisiera contar en detalle el modo de vivir en Roma".

"El filme se ha rodado en Roma pero podría estar ambientado en muchísimas otras ciudades europeas", dice Moretti, que reitera que ha hecho un filme diferente a los suyos habituales pero también reconoce que sigue tratando de ese microcosmos familiar en el que se mueve cómodamente.