El glamour que rodea a los Oscars no solo se muestra en la alfombra roja previa a los premios, sino que también se derrocha cuando los ganadores y las ganadoras logran la ansiada estatuilla. Un trofeo sin igual al que se le dedica mucho sacrificio y trabajo a lo largo del año.

Son muchas las curiosidades que rodean a esta ceremonia: en Hollywood se cuida al detalle desde la preparación del Teatro Dolby hasta las fiestas que se celebran después del evento. Pero quizá lo que despierta más interés es esa estatuilla bañada en oro. Porque, aunque no lo parezca, en realidad es de bronce con un baño de oro de 24 quilates.

Es más, durante la Segunda Guerra Mundial el trofeo se empezó a fabricar con yeso pintado por la escasez de metal, que entonces se destinaba a la fabricación de armamento. Una vez acabada la contienda, los premiados volvieron a recibir las estatuillas de metal chapado en oro.

La figura mide 34 centímetros de altura, pesa 3,85 kilogramos y se erige sobre una base metálica negra. La estatuilla representa a un hombre desnudo sin rostro con los brazos cruzados sosteniendo una espada. Aunque el Oscar original representaba un hombre sobre un rollo de película, a lo largo de los años se ha ido simplificando el diseño hasta convertirse en la figura que es hoy.

Javier Bardem con su primer Oscar al Mejor Actor por su papel en 'No Country for Old Men'. / SHUTTERSTOCK 2008

Pero, si hay una pregunta que sobresale sobre las demás es cuánto vale la estatuilla. Y la respuesta es muy simple. Aunque parezca lo contrario, esta figura tan respetada en el mundo tiene un valor de un dólar.

¿Por qué cuesta tan poco? El motivo es que desde 1950 la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas obliga a todos los galardonados a firmar un contrato para "evitar" la venta de esta figura. Por ello, si algún ganador o ganadora quiere vender esta figura, su obligación es ofrecérsela primero a la Academia del Cine por su valor inicial, un dólar, para que su venta sea imposible si se quiere sacar tajada en el mercado.