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El colosal Morricone, según Tornatore

Se estrena este viernes ‘Ennio, el maestro’, el documental que el director de 'Cinema Paradiso' ha dedicado al gran compositor italiano

Ennio Morricone.

Giuseppe Tornatore no era nadie en la industria cinematográfica italiana cuando realizó la que sigue siendo su película más conocida, ‘Cinema Paradiso’ (1988), pero consiguió que Ennio Morricone, siempre atento con los nuevos cineastas, le compusiera la música, que también es de las más recordadas -pero no la mejor- de las bandas sonoras del maestro.

33 años después de aquella primera colaboración, Tornatore realizó el documental ‘Ennio, el maestro’, que hoy se estrena en cines. Entre una y otra, siguieron trabajando juntos: no hay una sola película de Tornatore que no cuente con música de Morricone. Porque, si se entendía bien con un director, llámese Leone, Pasolini, Argento o Bertolucci, Morricone les era fiel.

De todo esto habla ‘Ennio, el maestro’, que en dos horas y media de metraje intenta algo imposible: explicar todo lo que hizo Morricone a lo largo de su vida y dilatada carrera musical, tanto en la música clásica, la de vanguardia, el pop y la cinematográfica. Tornatore ha montado en su película declaraciones de más de 50 entrevistados entre amigos, familiares, compositores cinematográficos, cantantes italianos, cineastas vivos y ya muertos y músicos de rock o de jazz.

La nómina es amplia: Quentin Tarantino, Clint Eastwood, Oliver Stone, Quincy Jones, Bernardo Bertolucci, Bruce Springsteen, Mike Paton, Hans Zimmer, Lina Wertmüller, Joan Baez, Pat Metheny, Gianni Morandi, Roland Joffé y Wong Kar-wai, entre otras y otros. La admiración es absoluta. No hay una nota negativa o discordante en toda la película.

Larga entrevista

Pero más allá de apreciaciones interesantes del guitarrista de jazz Pat Metheny y comentarios personales de algunos de los directores que trabajaron con él, lo mejor del documental reside en la larga entrevista que Tornatore pudo hacerle antes de morir. Morricone falleció el 6 de julio de 2020, a los 91 años, y el montaje del filme se completó unos meses después.

En la película se le ve con excelente salud, haciendo ejercicios físicos cada mañana para mantenerse en forma, amigable en el trato y, sobre todo, muy didáctico al explicar la música que hizo y por qué la hizo. Es una película esencialmente sobre la creación musical.

Tornatore, además de director, se ha convertido en un buen divulgador del cine popular italiano. En 2009 publicó ‘El cuarto mosquetero’, un pequeño libro de entrevistas con Riccardo Freda, director de ‘Los vampiros’ y ‘El horrible secreto del doctor Hichcock’, dos títulos emblemáticos del terror italiano de los 50 y 60. Tornatore le pregunta qué hacía cuando terminaba una película. Freda le contesta lacónicamente: "Empezábamos otra".

Lo mismo con Morricone. En 1968, por ejemplo, apareció acreditado en 16 largometrajes, entre ellos algunos de los títulos más representativos de su gran versatilidad al componer para el cine, como ‘Diabolik’, ‘Hasta que llegó su hora’, ‘Guapa, ardiente y peligrosa’ y ‘Teorema’. Pero es que en 1966 había trabajado en 17 filmes más, el mismo número que en 1967. Y en 1969 escribió música para 23 películas, entre ellas ‘Queimada’ y ‘El clan de los sicilianos’, una de sus más bellas partituras.

Desdén

Esto le granjeó, como se explica en el documental, el desdén de muchos compositores de música culta con los que Morricone había estudiado y trabajado en sus primeros tiempos más experimentales: nunca vieron con buenos ojos que se ‘vendiera’ comercialmente. Algunos de ellos cambiaron de parecer cuando escucharon la columna sonora de ‘Érase una vez en América’. Tornatore hace hincapié en esas dos realidades, la del desprecio y la admiración.

También es muy interesante toda la parte dedicada a contar el papel que jugó Leone como arreglista de los hits del sello RCA en la primera mitad de los 60. No solo compuso obras magnas de la música para cine, como ‘La muerte tenía un precio’ y ‘Novecento’, sino que con sus modernos arreglos hizo que canciones como ‘Sapore di sale’ y ‘Il mondo’, interpretadas por Gino Paoli y Jimmy Fontana, se convirtieran en lo mejor del pop italiano.

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