El pollo es una de las carnes más populares del recetario tradicional de nuestro país. Es un animal que se cría sin demasiado esfuerzo y cuidados especiales y su producción es muy económica, por lo que es una carne muy accesible para la mayoría de consumidores.

Su carne blanca, sabor suave, sana y rica en vitaminas es muy apreciada. Para asegurarnos de su calidad, lo compraremos fresco, congelado o cocinado en las carnicerías de los mercados municipales.

CONSERVACIÓN

El pollo fresco se debe lavar bien por dentro y por fuera antes de cocinarlo. Para conservarlo se guarda en la nevera en la parte más fría (4º), en un recipiente que tenga red o malla para que el líquido que desprende no esté en contacto con la carne. No debe estar en contacto con otros alimentos.Hay diferentes tipos de pollo en las paradas del mercado, siendo el más apreciado el llamado pollo de corral, campero o

pitu de caleya, sin olvidar los famosos capones gallegos, aunque estos tengan una crianza diferente, ya que son animales castrados. El pollo de corral es muy tradicional en los pueblos, criados en semilibertad en los corrales, establos o patios, con espacios amplios y alimentación a base de cereales, salvados de trigo, alfalfa, harinas de maíz y cebada. Cuando se crían en casas particulares se aprovechan los desperdicios de frutas, verduras y pan viejo, lo que hace que su carne sea muy sabrosa, poco grasa y fina. Este tipo de aves es ideal para caldos, guisos, cocidos y arroz. Estas aves suelen superar los tres kilos de peso y su crianza es más larga que el pollo blanco. El pollo

picantón es un ave con un mes y de menos de 500 gramos, de carne muy tierna, ideal para cocinar a la parrilla o al horno. Finalmente, el pollo tomatero o coquelet, de entre medio y un kilo, es de carne firme, delicada y excelente sabor y se consume a l’ast y a la parrilla.