La mejor época para la lechuga es la primavera, aunque se encuentra todo el año. La lechuga iceberg, que parece un repollo, tiene menos mermas y es de menor calidad y sabor. Variedades hay muchas, pero en nuestros mercados encontraremos romanas, cogollos, lollo rosso, lollo verde, hoja de roble, etc. La mejor lechuga tiene el color brillante y verde en casi toda la pieza y las hojas crujientes. Las lechugas con formas irregulares o protuberancias hay que desecharlas.

CONSEJOS A TENER EN CUENTA

La lechuga no se congela. En una bolsa abierta, dentro del frigorífico, aguanta varias semanas. Para ensalada, hay que sacarla de la nevera y cortarla, pero no aliñarla, ya que sus hojas se reblandecen. Las hojas de lechuga se limpian una a una, y si están blandas, se puede añadir unas gotas de vinagre. Sus hojas se pueden utilizar en menestras y cocidos. La mayoría de lechugas, salvo la icerberg, no necesitan sal, solo una vinagreta.

UNA FUENTE DE PROPIEDADES

El valor energético de esta verdura es escaso. Por su gran aporte de agua junto al potasio y bajo contenido en sodio, favorece la eliminación de líquidos. Es rica en encimas y facilita la digestión. Por su ácido fólico previene las anemias; es positivo para las embarazadas; ayuda al crecimiento y desarrollo de los huesos de los niños; y protege contra las infecciones. Por sus vitaminas C y E (las hojas verdes) actúa como antioxidante.