El almuerzo en Castellón es un ritual sagrado que hace que muchos castellonenses “no sean personas” hasta que almuerzan. Así lo define Marián (en el centro, imagen inferior), gerente del Restaurante Casa Enrique (ubicado en la calle Río Anna, 21) un bar referente en la capital de la Plana en el que este ‘momento’ gastronómico repleto de tradición, cultura y singularidad se potencia a diario. Casa Enrique se fundó en el año 2000, de la mano de Enrique y Maruja, un matrimonio que acredita más de 40 años en el sector de la hostelería con varios restaurantes a su cargo.

A pesar de su situación periférica y de contar con unas instalaciones austeras, Casa Enrique se ha convertido en un lugar de culto para los castellonenses amantes de la carne a la brasa. No hay que buscar exquisiteces ni platos de nueva cocina, simplemente gastronomía tradicional sencilla, es decir, elaborada con gusto y cariño. “De la franja horaria que va desde las 9.00 a las 11.00 horas, nuestro salón presenta una gran imagen, pues podemos llegar a servir más de 150 kilos de carne a la semana”, confiesa Marián, quien junto a su madre Maruja y un equipo de ocho trabajadoras son las encargadas de agasajar cada día a decenas de castellonenses. Por su lado, Enrique ya está jubilado, pero tiene el honor de ser el precursor de servir almuerzos que hacen que “vecinos que están a varios kilómetros del local vengan cada día".

Todo al momento

El almuerzo tradicional tiene como eje central el bocadillo, aunque los clientes pueden pedir para empezar unas papas y unas olivas. En Casa Enrique es raro que no se sirvan varias decenas de bocadillos de longanizas y de secreto al día. “Elaborar al momento las carnes es uno de nuestros puntos fuerte. Ello lo conseguimos gracias a una barbacoa de más de dos metros, lo que nos permite cocinar grandes cantidades de carne en el mismo momento, ya que muchas de las mesas llegan en grupos de 10 o 12 personas y tienes que tenerlo todo listo a la vez”, argumenta Marián, quien además revela que “lo tenemos todo bajo control, pues sabemos que muchos de los clientes son trabajadores que vienen con el tiempo justo y, por ello, otra de nuestras especialidades es el bocadillo de jamón curado, que combina calidad, sabor y rapidez”.

Todo ello se incrementa cuando llega el fin de semana. “Los clientes aprovechan para hacer el conocido como almuerzo-comida los fines de semana, pues ofrecemos una gran variedad de platos”, revela Marián. Ummm, qué rico, y acompañado de una cerveza bien fresquita....

En el vídeo inferior podemos ver cómo preparan las brasas en el Restaurante Casa Enrique:

El Restaurante Casa Enrique no ofrece más que otros bares en la capital de la Plana, pero lo que realmente le diferencia es la calidad del producto. “Nuestro principal aliado es la empresa Embutidos Flor, de Villahermosa del Río. Ellos nos suministran los diferentes tipos de carne, un producto fresco que se nota en el resultado final. Por ejemplo, contamos con ternera curada y macerada por nosotros mismos. Quien la prueba siempre repite. El jamón también nos lo suministran ellos y es de primera calidad”, afirma la gerente del local.

Además, una de las notas características del Restaurante Casa Enrique es que los bocadillos pueden ir acompañados, si el comensal lo desea, de unas patatas fritas hechas de patata natural “que gusta mucho a los clientes”. Mientras que además de los bocadillos, la carta del restaurante refleja tapas muy demandadas como el morro a la brasa o frito, los pimientos de padrón y el bacalao ‘apañao’. Todo ello maridado con excelentes vinos de la provincia y con cervezas de primera calidad como Estrella Galicia. El remate final en el Restaurante Casa Enrique llega con el tradicional carajillo. De esta forma, la media de cada almuerzo puede salir desde los 7 a los 10 euros. En fin, como suele pasar con todos los restaurantes que llevan la palabra casa delante, es sinónimo de garantía gastronómica.