La galera es un marisco que durante los últimos años se ha revalorizado y actualmente es uno de los productos más consumidos, sobre todo, en nuestra zona. Esta dama del mar estaba siempre presente en los ranchos de los barcos de pesca y era considerada producto de descarte, de poco valor económico, debido a su poca carne y dificultad de comer para no iniciados. A pesar de tener poco contenido comestible y mucho desecho, las galeras son muy finas y sabrosas.

Es un producto económico, con un precio que oscila entre los 6 y los 12 euros en los mercados municipales. En otros canales de distribución han llegado a superar los 25 euros. A la hora de comprarla, la galera tiene que pesar, es una señal de que está llena. En las pescaderías del mercado suelen estar vivas o muy frescas.

Una forma fácil de obtener su carne es congelarlas un par de horas y, una vez estén duras, hay que cortar la cabeza y la cola con una tijera. Después, abrir el caparazón por los laterales, reservar la parte que tiene la carne y pasar un cuchillo afilado para separar la carne de la parte dura.

Clasificación

Las galeras se clasifican en dos: la hembra, que tiene en su tórax unas franjas gruesas blancas que se unen horizontalmente en cada pata inferior, contiene los huevos y al cocinar se vuelve color salmón y endurece. La hembra está más cotizada y es de mayor tamaño que el macho, que no tiene dichas franjas, pero su carne es más sabrosa. Cabe destacar que vive en galerías de arena y rocas en el fondo del mar.

Las galeras se utilizan en diferentes preparaciones, como revueltos, croquetas, carpaccio, empanadillas y las partes no comestibles sirven para caldos. Este fin de semana de febrero se puede disfrutar de las VIII jornadas de la galera del Grao de Castellón.