Sostiene Carlos Casillas, propietario de Mûd Wine Bar (San Segundo, 6. Ávila) que un 'wine bar' es "una materialización del vino como un producto gastronómico a través de un formato libre en el que no se impone un protocolo". Es cierto que el bar de vinos es un concepto de moda en el que, en la mayor parte de los casos, la propuesta de cada uno depende del propietario. Estos 10 'wine bars' que seleccionamos son direcciones de autor de toda España en las que se come y bebe increíblemente bien.

Las Rías (Gijón). INSTAGRAM LAS RÍAS

Las Rías (Gijón)

La "locura por el vino" de Felipe Ferreiro, en sus propias palabras, le llevó a convertir la sidrería de sus padres en un barrio de Gijón en uno de los mejores ‘wine bars’ de España (Poeta Alfonso Camín, 10). Galardonado con un solete Repsol, Las Rías es un lugar insólito en el que probar vinos de cualquier parte del mundo mientras se disfruta de unos estupendos callos o una selecta tabla de quesos. “Tenemos no menos de 25-30 vinos por copas distintos a diario”, explica el propietario de un negocio único en su especie.

Berria (Madrid). INSTAGRAM BERRIA

Berria (Madrid)

Quizá el 'wine bar' más apabullante de España es Berria, situado en plena Plaza de la Independencia de Madrid (en el número 6). Sus números hablan por sí solos: una bodega con 2.000 referencias y más de 100 vinos por copas que se renuevan varias veces al mes. Además, propone distintos formatos de menú degustación con armonías pensadas para que el aficionado al vino acabe levitando. Tomás Ucha es el joven sumiller -ni 30 años tiene- al frente de un proyecto con grandes ambiciones.

Malauva 'wine bar' (Vigo). INSTAGRAM MALAUVA 'WINE BAR'

Malauva 'wine bar' (Vigo)

Josiño Martínez y Marina Pérez, sumiller y cocinera con pasado en estrella Michelin, son la pareja al frente de este negocio de Vigo (Bajada Fonte, 12). Creado en 2017, pone el énfasis tanto en la oferta de vinos como en una cocina creativa y seductora, con platos emblemáticos como el salmonete y mejillón o el bocata de 'cacheira'. Para beber, conexión galaico-francesa con productores poco conocidos y joyas a la espera de ser descubiertas.

Can Cisa/Brutal Bar (Barcelona). FACEBOOK BRUTAL BAR

Can Cisa/Brutal Bar (Barcelona)

Desde 2013, la antigua bodega Can Cisa (Princesa, 14) se ha convertido en uno de los santuarios de todos aquellos aficionados a los vinos naturales, biodinámicos y ecológicos. Los hermanos Colombo -del restaurante Xemei- son los encargados de aportar la cocina a un proyecto nacido con la intención de posicionarse en el lado de la tendencia, la modernidad y el descubrimiento. Ética y estética se alían en su catálogo de referencias de bodegas locales, pero también llegadas de Francia o de Italia. 

St Germain 'wine bar'.

St Germain 'wine bar' (Madrid)

Se empieza por lo más cercano -Rioja, Rueda, Ribera del Duero- y, a medida que el afán de conocimiento crece en el ‘wine lover’ se va a por los vinos franceses, referencia tradicional en tradición y calidad. La labor de St. Germain 'wine bar' (Cochabamba, 21) es casi social: acercar burdeos, borgoñas y 'champagnes' a través de pequeños productores a un público ávido. Además, ponen sobre la mesa 'foie' hecho en casa o ensalada de mollejas para transportar al bebedor al norte de los Pirineos.

La Tana (Granada). INSTAGRAM LA TANA

La Tana (Granada)

Los hermanos Jesús y Luisa González encabezan uno de esos proyectos en los que lo primero es el vino y a continuación, la comida. La Tana (Placeta del agua, 3), negocio familiar abierto en 1993 es hoy, casi 30 años después, un sensacional escaparate de vino en el que caben desde añadas míticas de Castillo de Ygay o Pingus hasta joyas vinícolas traídas de Francia. Para acompañar, tablas de embutidos ibéricos, selecciones de quesos, conservas de aúpa o las mejores verduras.

Bodega Albarizas (Valencia). INSTAGRAM BODEGA ALBARIZAS

Bodega Albarizas (Valencia)

El proyecto personal de Alba Sánchez es este coqueto bar de vinos (Antonio Suárez, 29) que actualiza las bodegas de toda la vida. Su interior revestido de paneles de madera le otorga personalidad a un espacio en el que disfrutar de vinos valencianos o del marco de Jerez por copas. La propuesta culinaria es sencilla, con ensaladas, tablas de embutidos o quesos y alguna opción más, como pulpo o atún. Un lugar con un encanto especial.

Mûd Wine Bar (Ávila).

Mûd Wine Bar (Ávila)

A sus 23 añitos, Carlos Casillas está al frente de un proyecto de esos hechos con el corazón (San Segundo, 6). Más de 200 vinos por copas en carta, desde las referencias locales -vinos de Cebreros de corte moderno-, hasta botellas de las zonas clásicas de Francia, Italia o Alemania. Importa también la comida: disponen de huerto propio y una red de productores de cercanía para los quesos o el cordero. Trabajan con menús degustación: Ávila también existe. 

Gresca (Barcelona).

Gresca (Barcelona)

Rafa Peña es uno de esos especialistas en hacer de un restaurante algo más que un lugar en el que comer y beber: un espacio en el que sentirse agasajado. En el Gresca barcelonés, que ahora describe como un ‘wine bar’, se cambia la carta líquida cada semana y el número y variedad de las referencias abruma. En la cocina, multitud de opciones, desde casquería preparada a la brasa hasta 'bikinis' de lomo ibérico o de setas.

Curdelón (San Sebastián).

Curdelón (San Sebastián)

Este local del barrio de Gros (Paseo de Colón, 35) se autodefine como una “joyería de vinos” y lo cierto es que hace honor a esa denominación. En esta tienda/vinoteca de San Sebastián se hace una concienzuda labor de selección de referencias de algunas de las bodegas más exclusivas de España y Francia, desde Montilla-Moriles a Jura, pasando por Ribera del Duero. Para picar, producto 'gourmet' de ambos lados de los Pirineos.