Jesús y Maruja nacieron en el pequeño municipio turolense de Alcalá de la Selva, pero a finales de los 60 se asentaron ya en Castelló, donde en 1987 abrieron las puertas del Bar Gargallo, un clásico que no falta en cualquier ‘ranking’ de los mejores bares de almuerzos ya no solo de la capital de la Plana, sino de la provincia al completo. Así lo atestiguaron los lectores de Mediterráneo, la comunidad de usuarios más numerosa de Castellón en una reciente encuesta lanzada desde esta web

Si importantes fueron en los comienzos Jesús y Maruja –que antes del bar montaron una tienda de ultramarinos en el mismo enclave-, no menos relevantes son en la actualidad Óscar y Raquel, que han heredado el popular negocio de sus padres y suegros, respectivamente. La pareja que regenta el Bar Garagallo mantiene, eso sí, los preceptos que lo popularizaron entre todos los adeptos a esta sabrosa tradición. “Aprendí desde el primer día a tener el mejor producto posible y un precio lo más competitivo que pudiera”, admite Óscar, que explicará a continuación cómo mantiene estos dos mandamientos a rajatabla.

@periodicomediterraneo Óscar, propietario del Bar Gargallo, nos enseña a elaborar el tradicional carajillo de Castellón #parati #carajillo #castellon #cafe ♬ sonido original - El Periódico Mediterráneo

En Gargallo encontramos una amplia variedad de bocadillos y raciones, así como carajillos, vino, gaseosa, cerveza… Casi todo lo que podemos encontrar en un bar de almuerzos, vaya, pero hay un rincón que no es ni mucho menos habitual en estos ‘templos’ del buen yantar. Hablamos de jamones y embutidos colgados como si de una charcutería se tratara, así como una cortadora para que el producto no pierda ni un ápice de sabor. Así lo explica Óscar: “El plato de embutido está entre lo que más nos piden. Gastamos mínimo un jamón entero al día, y no son pequeños, pesan más de siete kilos. También tenemos cecina, que no suele ser muy común en los bares. Vienen a pesar unos 35 kilos cada una y también gastaremos una cada semana y media aproximadamente. Normalmente la piden en plato, pero los hay que la prefieren en bocadillo e incluso un cliente nos la pide acompañada de tortilla de patata y ajoaceite”. Para gustos, colores…

Óscar, con el embutido que ofrecen a sus clientes recién cortado. Uno de los muchos atractivos de su bar. MEDITERRÁNEO

Producto de proximidad

Cuestionado por el ‘dni’ de estos productos, el gerente de Gargallo explica que el jamón procede de Cedrillas (Teruel); el salchichón, de Zucaina; el chorizo, de Castellfort; y la cecina de toro, de Iglesuela (Teruel). “La cecina suele ser de toro porque cuando es de vaca se nota, la carne es más grasosa y la pierna, más pequeña”, matiza Óscar, todo un experto en la materia, que también corta al momento los quesos para deleite de sus comensales. El proveedor del pan para los bocadillos, por ejemplo, es el mismo desde que abrió el bar: “Es la panadería Jovani de Castelló, en la Calle Onda. Aún lo hacen ellos y es el que más me gusta; hay mucha diferencia con el congelado o el de supermercado”.

Óscar, emulando al mejor charcutero en un imprescindible de la 'ruta del esmorzaret' de Castelló.

Óscar, emulando al mejor charcutero en un imprescindible de la 'ruta del esmorzaret' de Castelló.

Ojo quien piense con esta introducción que Gargallo es poco menos que una carnicería porque no puede estar más equivocado. Cuando uno entra en el bar –antes ubicado en la Gran Vía y ahora en la Avenida Vila-real-; se dará de bruces con una barra repleta de “guisos de los de antes hechos a fuego lento”. Hablamos de ternera guisada, manitas de cerdo, carrilleras, callos, lengua guisada… Hay una ración en concreto que sobresale ante el resto: “El conejo frito con patatas. Lo llevamos haciendo todos los días desde que abrimos en 1987 y sigue teniendo tanto éxito como entonces”. Los amantes de la brasa aquí disfrutarán también de la panceta, secreto, longanizas, lomo, chorizo o morcillas cocinadas sobre lava volcánica. 

Las raciones que podemos encontrar en el Bar Gargallo son más que importantes en cantidad y en calidad. MEDITERRÁNEO

Bocadillos de todo

“Los bocadillos los hacemos al gusto del consumidor. Hay algunos que piden tanto que dudo hasta que puedan cerrarse, pero después sí que se los comen, señal que estarán buenos”, bromea Óscar, siempre con una sonrisa pese al trajín continuo que presenta su establecimiento desde primera hora: “Los sábados podemos servir hasta 300 almuerzos, y entre semana a las 8.30/9.00 ya suele estar lleno también. El aforo es para 99 personas y abrimos de lunes a viernes de 6.00 a 16.30, y el sábado cerramos a las 14.00”. Y es que entre semana al margen de los almuerzos sirven comidas de menú compuesto por primer plato, segundo, postre y bebida por 8,50 euros. “En enero igual lo subimos un poco porque con lo caro que está todo el margen es demasiado reducido”, admite el hostelero, que destaca que los jueves sirven más de 70 raciones de paella al mediodía.

La opción de quedarse con hambre cuando acudes a este bar situado entre el Ciutat de Castelló y Salera no se contempla. MEDITERRÁNEO

En cuanto a los precios de los almuerzos, tanto los bocadillos como las raciones más comunes tienen un coste de 3,50 euros –“el conejo lo subimos 20 céntimos porque últimamente está muy caro”-, mientras que un café cuesta un euro, un carajillo de ron, 1,60, y una cerveza, refresco o vino con casera, 1,30. En total por tanto se puede almorzar como un caballero por poco más de 5 euros. “Los bocadillos son de media barra y las raciones, copiosas”, avisa Óscar de antemano para quien acuda con poco apetito. 

El cocinero del Bar Gargallo, Eric, es un auténtico número uno en los fogones y en las fotografías, pues buena parte de las imágenes de este artículo las ha tomado el propio chef. MEDITERRÁNEO

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