Corría el mes de noviembre de 1994 cuando Pilar y Salvatore se embarcaron a abrir un restaurante en Castelló. Su nombre, La Vieja Roma. Se ubicaba y se ubica en la Calle José Echegaray, junto a la Avenida Rey don Jaime, y fue de los pioneros de cocina italiana en la capital de la Plana. “Por aquella época, que yo sepa, solo estaba abierto de este estilo L'Etrusco, que era donde trabajaba como cocinero Salvatore”, admite Pilar, propietaria junto a Salvatore de un negocio que servirá este sábado sus últimas ensaladas, platos de pasta y pizzas.

Salvatore llegó a Castelló casi de rebote. Italiano de nacimiento, trabajó en la hostelería en su país natal hasta que hizo las maletas para probar suerte en Madrid. Fue allí donde ojeando el periódico vio un anuncio de trabajo en Castelló. “Al principio creía que Castellón era un barrio de la periferia de Madrid”, recuerda. El anuncio en cuestión solicitaba un cocinero para trabajar en el citado L'Etrusco, así que cogió un autobús y aquí se plantó. 

Ya en Castelló conoció a Pilar y a los pocos meses abrieron La Vieja Roma, que pese a funcionar durante casi 30 años con una fiel clientela que “es una familia”, costó que arrancara: “El comienzo fue muy duro. Los dos primeros años, hasta que nos conocieron, no funcionaba como esperábamos pese a que trabajábamos los dos solos. Después ya sí comenzó a ir bien, pero la crisis del 2008 fue dura y cuando empezamos a sacar otra vez la cabeza llegó la pandemia”, asegura Pilar, que ha cumplido 67 años como su marido y copropietario, Salvatore, jubilándose ambos. 

Parte de los populares cuadros que adornan el restaurante serán entregados a un cliente que los ha solicitado, y parte de ellos se los quedarán los propietarios. MEDITERRÁNEO

Por sus mesas –el local tenía un aforo para 30 clientes-, han pasado rostros conocidos como los de Carlos Latre, Sergio García o Arantxa Sánchez Vicario, “pero todos eran tratado por igual. Por aquí han pasado abuelos, padres y nietos, tres generaciones que han disfrutado por igual de una gran relación calidad-precio y de las manos de Salvatore en la cocina, que no pasaban desapercibidas”.

El local ha sido traspasado, por lo que seguirá abierto “como un restaurante de cocina mediterránea”, mientras Pilar y Salvatore se dedicarán respectivamente “a descansar y a trabajar en la huerta, que es lo que más le gusta. Tiene un campo en Almassora y hasta vende sus verduras”. De hecho, uno de los platos más demandados de su restaurante eran las ensaladas: “La gente sabía que las hortalizas las cultivaba él, aunque también pedían mucho la pasta, que traíamos fresca de Italia, las pizzas y los postres. Abríamos para comidas y cenas y la gente se llevaba también mucha comida para llevar”.

El coqueto restaurante tenía una capacidad para 30 comensales que han disfrutado desde 1994 de la buena mano de Salvatore en la cocina. MEDITERRÁNEO

Estos últimos días, reconoce Pilar, después de casi 30 años abiertos están siendo duros: “Nos estamos despidiendo de todos y no faltan las lágrimas porque aquí el trato era de casa”. La Vieja Roma contaba en la actualidad con cuatro empleados, más una persona de refuerzo los fines de semana, y su cierra deja huérfanos a sus fieles comensales de la comida italiana más auténtica. 

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