Uno de los grandes interrogantes cuando se abre el frigorífico y se detecta la presencia de productos con la fecha de caducidad sobrepasada es si hay que tirarlos directamente al cubo de la basura o aún hay margen para consumirlos. Según explica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los alimentos pueden tener fecha de caducidad fecha de consumo preferente. La diferencia es que si se consumen después de su fecha, los primeros pueden poner en riesgo nuestra salud mientras que los segundos no son peligrosos.

La OCU apunta que no hay problema por consumir estos 10 alimentos con fecha de consumo preferente días o semanas después, mientras no estén abiertos ni presenten signos de estar deteriorados. Eso sí, puede que tengan peor sabor o textura:

  • Yogures.
  • Pan de molde.
  • Patatas fritas y frutos secos.
  • Bollos y galletas.
  • Refrescos y alcohol.
  • Pastas, arroces y legumbres.
  • Mermelada y mantequilla.
  • Embutidos y quesos curados.
  • Sopas y salsas de sobre.
  • Envases de tomate.

Alimentos “no perecederos”

Por otro lado, hay alimentos que no llevan ni fecha de caducidad ni fecha de consumo preferente, como por ejemplo: las bebidas alcohólicas con una graduación superior a un 10% del volumen; frutas y hortalizas fresca; pan y bollería, vinagre, sal, azúcar, chicles... Eso no quita que se estropeen al cabo del tiempo, pero no tienen obligación de llevar una fecha de caducidad.

Artículos de bollería industrial en un supermercado. PABLO SOLARES

Concretamente las bebidas alcohólicas algunas sí que se estropean con el paso del tiempo, aunque sean años, por lo que las organizaciones de consumidores defienden que deberían llevar fecha de consumo preferente. Hay vinos que lejos de mejorar se estropean con el tiempo y aunque no suponga un riesgo para la salud, merma mucho la calidad del producto.

Los vinos dulces siguen siendo unos absolutos desconocidos. Pexels

Para las frutas y las verduras, el paladar de cada uno es el mejor juez: el aspecto, el sabor, la textura y el olor del alimento permiten saber en qué estado se encuentran. Echa un vistazo y cómetelas si no están exageradamente pochas o deterioradas. Es importante retirar las zonas podridas o enmohecidas, quitando un buen trozo a su alrededor, al menos un centímetro o incluso algo más.

Carne y el pescado: alerta

Con lo que sí debes tomar precauciones es con la carne y el pescado, que se ponen malos rápidamente. Pasada la fecha de caducidad, hay que abstenerse de comer carnes, pollo, pescado o queso fresco. El riesgo puede presentarse incluso antes de esa fecha si los alimentos no se han conservado a temperaturas adecuadas. Existe la posibilidad de que sean portadores de microbios y algunos de ellos, al proliferar, desencadenen intoxicaciones y enfermedades.