Si eres amante del buen comer y eres de los que le gusta 'comer de cuchara' no puede faltar entre tus platos la olla de Castellón.
Preparación
Lo primero es llenar un puchero de agua y ponerlo al fuego. Acto seguido, se introducen los garbanzos (a remojo el día anterior), se añade al puchero la manita de cerdo, la oreja, el morro, el espinazo, el hueso de jamón y la garreta de cordero. A los 45 minutos se incorpora el resto de ingredientes (patatas, cardos, acelgas, judías verdes, nabo, zanahoria y calabaza) y cuando falten 10 minutos para las 2 horas, la morcilla.
Cocción
La olla debe estar al menos durante dos horas a un fuego no muy fuerte. Es importante seguir los pasos de esta receta en cuanto a la cocción, para obtener unos garbanzos perfectos hay que dejarlos a remojo, por lo menos, doce horas. La olla estará no menos de dos horas al fuego.
Presentación
La Olla de Castellón, también conocida como la Olla de la Plana, tiene en la cazuela de barro a su mejor aliado. El barro permite una cocción uniforme y la mejor presentación. De todos modos, también s puede cocinar en olla de metal o en olla exprés para ganar tiempo.
Ingredientes para cuatro personas
Garbanzos: 500 gr
Manitas: 1
Oreja o morro: 4
Hueso de jamón: 1
Morcilla (cebolla): 1
Patata: 1 cardos: 2
Acelgas: 2
Nabo: 1
Judías verdes: 250 gr
Zanahorias: 1
Calabaza: 1 trozo
Azafrán: unas hebras
Elaboración: 140 minutos
Comer bien… como en casa
Cuando nos acercamos a un restaurante, nuestro deseo es comer bien y ser siempre atendidos. ¿Pero, qué se entiende por comer bien? Quizás lleguen a las mentes de muchas personas, imágenes idílicas en suntuosos locales rodeados de espléndido manjares. Esta es una excelente manera de comer, sobre todo con una buena compañía. Pero no siempre es necesario gastar mucho para comer bien. Hay que valorar la cocina sencilla, casera y con un producto de calidad.
Malos hábitos
No obstante, no se debe ensalzar un guiso o un potaje por el mero hecho de serlo si no se lo merece. Un plato mal cocinado, por muy casero y muy autóctono que sea, es un mal plato: potajes, sopas, arroces y guisos llamados caseros, elaborados con legumbres de bote; utilizar verduras congeladas, arroces vaporizados, abusar de los concentrados, cocinar los productos en exceso o engordar los guisos con harina… son malos hábitos.
El cariño en la cocina
Lo importante es cocinar con cariño, buena técnica y la mejor materia prima. Es tan bueno un potaje de garbanzos, un caldo de cocido, un bocadillo, una sardina o un arroz, e incluso a veces mejor que una langosta o un poco de caviar iraní, si éstos no son de calidad. Si además el local es acogedor y el servicio atento y eficiente, la comida mejora mucho. No cuesta tanto hacer las cosas bien, aunque a veces cueste tanto verlo.