El ganadero castellonense Daniel Ramos tuvo el honor de lidiar el pasado domingo, 21 de marzo, la primera novillada de la temporada española. En los tiempos que corren, donde los festejos taurinos se limitan a algo testimonial debido a la pandemia provocada por el covid-19, supone todo un privilegio para un ganadero, además de una inyección económica vital para un sector que atraviesa un momento complicado ante el ninguneo de la Administración. 

Gran presentación

El festejo se llevó a cabo en la plaza de toros albaceteña de Ossa de Montiel. El ganadero de Borriol cumplió con las expectativas y resultó ser uno de los protagonistas de la tarde, acaparando muchos de los titulares. Primero por la excelente presentación del conjunto enviado, con seis novillos, a punto de cumplir los cuatro años, rematados y serios, gesto que demuestra que al ganadero no le duelen prendas ni cartera a la hora de mantener sus animales como corresponde. Y además, tuvo la suerte de que la novillada en conjunto embistió. 

Seis novillos con matices, pero en líneas generales todos tuvieron opciones, sobre todo los cuatro primeros, que además cumplieron con una de las premisas que busca su criador, la categoría en la embestida. A esa calidad hay que sumar, en el excelente novillo tercero, la transmisión, que hicieron de Escapista, nº 32, el mejor utrero de la tarde, un compendio de las excelencias que persigue Daniel Ramos.  

Cualidades

El encierro dejó ver las cualidades del novillero Carlos Aranda, que salió a hombros acompañado por Diego García, que obtuvo recompensa a su actitud, mientras que Rocío Romero no terminó de entenderse con su lote. El festejo tuvo repercusión al estar presentes las cámaras de la televisión autonómica manchega. 

El buen juego de esta novillada ha hecho que algunos empresarios taurinos de todo el territorio nacional despierten su interés por contratar al ganadero de Borriol, que sigue por buen camino en su empecinamiento por lograr hacerse un hueco en las grandes ferias de la agenda taurina.