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Un legendario Morante en Castellón

El torero sevillano, que encontró en la capital de la Plana y la provincia uno de sus escenarios más fieles, ha decidido poner fin a su carrera

Morante brilló en la última Feria de la Magdalena de Castelló.

Morante brilló en la última Feria de la Magdalena de Castelló. / Jordi Juárez

Jorge Casals

El toreo está de luto desde que Morante de la Puebla decidiera, por sorpresa, cortarse la coleta este pasado domingo en Las Ventas. La afición castellonense no volverá, al menos de momento, a disfrutar del arte de este genio sin igual, de este torero de época cuya carrera ha traspasado los cimientos de la tauromaquia.

La capital de la Plana y su feria de la Magdalena han sido testigos por fortuna de la última temporada, la mejor de su vida por cierto, del último gran coloso de la tauromaquia. Una tarde —30 de marzo de este 2025— en la que se llenó prácticamente la plaza para ver al torero sevillano, que un día antes en Almendralejo había reaparecido tras un invierno tormentoso, con un estado de salud agravado por su enfermedad mental y que generaba dudas sobre su futuro. Pero acudió a Castelló y esta tierra se lo agradeció. La ovación con la que la plaza recibió a Morante fue de una sensibilidad y emoción tremendas. Simbolizaba el aliento de una afición para arropar al torero, que enfundado en un traje de luces, su armadura y coraza, salvaba al hombre.

Morante de la Puebla durante una de sus faenas en la plaza de toros de Castelló.

Morante de la Puebla durante una de sus faenas en la plaza de toros de Castelló. / Vicente Canelles

Pudo haber cortado una oreja. Daba igual. No ayudó la corrida de Juan Pedro Domecq, pero Castelló disfrutó de la mejor tauromaquia del sevillano, con una faena que fue todo un compendio de su arte: desempolvó suertes antiguas, fue una obra rica en matices, improvisada y fuera de guion, el empaque de su toreo, el aroma de otro tiempo… Una faena de autor.

Castelló, ‘morantista’

Morante ha contado siempre con muchos partidarios en esta plaza, que se ha volcado cada vez que ha toreado. Una feligresía que, pese a su fervor, no le ha perdonado sus tardes aciagas abroncándole de manera sonora. Y es que Castelló no siempre ha sido un feudo para este torero, ya que más bien son pocas las veces en las que ha surgido la inspiración.

En los últimos años no fallaba a la Magdalena, sobre todo desde la llegada de la nueva empresa —Matilla y Ramírez—, con quienes siempre ha tenido afinidad, de hecho los empresarios salmantinos llegaron a apoderarle. En 2022 llegó incluso a hacer doblete, cortando una oreja cada tarde, para conmemorar el 25 aniversario de su alternativa. Una feria en la que brindó uno de sus toros a Ripollés. De artista a artista. En 2024 pasó de puntillas, acompañado por los herederos al trono que deja, Pablo Aguado y Juan Ortega. No rehuyó a torear en la pandémica feria de junio de 2021.

Para ver al mejor Morante en la capital de la Plana hay que remontarse años atrás. En 2019 cautivó a la afición con una faena repleta de torería y sentimiento a un toro de Garcigrande, ganadería con la que dijo adiós en Las Ventas, pero el fallo a espadas le impidió salir a hombros. Como tampoco salió en la que sin duda puede ser su gran faena en esta plaza, la realizada a un toro de Zalduendo en la Magdalena de 2014, vistiendo un terno verde botella y oro. Ritmo, suavidad, compás… puro sentimiento el que dejó José Antonio en este coso, que rugió al verle torear de capote.

Castelló siempre ha sido morantista aunque Morante no se haya inspirado como le hubiera gustado a esta tierra. Ahora, Castelló queda huérfana para siempre de su torero, aunque su toreo será inmortal.

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