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La crítica de Monegal: en el Parlamento de Extremadura hay fantasmas

Iker Jiménez y el Parlamento de Mérida.

Ha concluido Iker Jiménez (‘Cuarto milenio’, Cuatro) una larga investigación, que le ha llevado años, acerca de unos sucesos paranormales que al parecer ocurren desde hace tiempo en Mérida, en el interior del edificio de la Asamblea de Extremadura, es decir, el Parlamento extremeño. «Personas de toda solvencia coinciden en que en este edificio ocurren cosas realmente asombrosas. Es un sinvivir. Hay apariciones», nos advertía, sobrecogido, el tripulante de la nave del misterio.

Efectivamente. Después de desplazar allí, por las noches, equipos dotados de instrumentos que captan psicofonías y golpes de energía misteriosos e inquietantes, finalmente han descubierto que hay fantasmas, espíritus que vagan por el interior del enclave político más importante de la comunidad extremeña. Analizado el tema en profundidad, Iker y sus expertos han dictaminado que el origen de estos espectros deambulantes podría deberse a que el actual Parlamento de Mérida está edificado sobre el antiguo Hospital San Juan de Dios, que mandó edificar en 1764 la prócer y dama noble doña Catalina Olalla Ponce de León, y que en las sucesivas remodelaciones se ha arrasado la hermosa capilla que había allí, seguramente donde reposaban los restos de la propia doña Catalina, y en su lugar ahora hay prosaicas salas en donde se reúnen los políticos actuales y protagonzian escaramuzas y rifirrafes. ¡Ah! No es ninguna tontería estudiar donde están enclavados los templos de la política, suplantando sin miramientos virtuosas edificaciones de antaño. Ahora que las elecciones andaluzas están al caer, Iker debería desplazarse un poco más abajo y analizar el Parlamento de Andalucía, en Sevilla, que también se construyó desmantelando el edificio original: el Hospital de las Cinco Llagas.

Quizá el descrédito de la política arranca de estas invasiones inmobiliarias de una clase que había de ser la esencia de la meritocracia democrática y que muchas veces parece pura plutocracia de funcionarios. Si investiga Iker el Parlament de Catalunya, verá que está asentado sobre un arsenal–polvorín que Felipe V, en 1716, mandó construir al ingeniero holandés y capitán general Joris Prosper Verboom, para tener Barcelona controlada. No me extrañaría que Iker encontrase también fantasmas. Tan inquietantes como los de Mérida. O quizá más.

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