El Periódico Mediterráneo

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Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: Retrato de los Borbón, y no acabar borboneando

La serie documental que acaba de estrenar La Sexta se ha esmerado en desmarcarse de la senda servicial

'Los borbones, una familia real’, en La Sexta. Los Borbones

Es difícil en el telehipódromo nacional hablar de los Borbón y no acabar borboneando. Es decir, no acabar siendo la tele una cortesana más. La serie documental que acaba de estrenar La Sexta (‘Los Borbones, una familia real’, y que continúa de pago en Atresplayer), se ha esmerado en desmarcarse de esta senda servicial.

Dirigida por Ana Pastor Aitor Gabilondo, se estructura de manera temática, no cronológica. Es una ventaja. Ayuda a dibujar mejor el cuadro que distintos y sucesivos Borbones han dejado como huella histórica, la mayoría de veces decepcionante. Nos han ofrecido pinceladas, por ejemplo, de Alfonso XIII, deteniéndose en especial en su vida paralela como bragueta despendolada y productor de cine porno. Nos contaban que Juan Carlos I ha seguido también esta senda, en su caso no como productor, sino como protagonista principal de la película, largometraje en realidad. Y no han tenido reparos en contarnos cómo compaginaba estos ardores peneales con la depredación monetaria, comisionista privilegiado, que confundía inmunidad con impunidad. De esta historia, eso es lo grave de verdad.

De hecho los Borbón, casi todos, han hecho de la corrupción un signo de identidad. A la historia me remito. Alfonso XII robaba a manos llenas a través de testaferros, Agustín Esteban Collantes el más principal. Lo de María Cristina de Borbón con las minas de Almadén también fue de escándalo. Y así podríamos ir remontándonos. Una vez Alfonso XIII, antes de huir, preguntó a un potente empresario catalán: "¿Es verdad que el pueblo dice que soy un corrupto?". Y el catalán le contestó: "Lo dice, Señor. Y lo que es peor: lo cree". O sea que este documental no solo ha compendiado lo que ahora ya sabemos de Juan Carlos, sino que ha dibujado la estirpe borbónica como una sociedad patrimonial de depredación ilimitada. Por eso ha sido fundamental, valiente, rarísimo de escuchar en los médios de comunicación pátrios, esta pregunta al final: "¿Es Felipe VI diferente de sus antepasados?".

¡Ah! Eso no solo dependerá de él. También de cómo el periodismo actúe, aflorando corruptelas y denunciándolas. No vayamos a hacer lo que hicimos tantos años con su padre, ocultando información, silencio cómplice, aplaudiendo con las orejas y mirando hacia otro lado. En palabras de Iñaki Gabilondo, en este documental: "Pecado periodístico de primer orden”.

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