Este miércoles se conocía la penúltima ocurrencia de Silvio Berlusconi: a los jugadores del Monza A.C., equipo de fútbol de su propiedad, les ha prometido que si ganan a alguno de los grandes rivales: "Haré que os metan en el vestuario un autobús lleno de putas". Es de suponer que si el Monza tiene también equipo femenino, y ganan a algún equipo grande, siguiendo los parámetros mentales de Berlusconi quizá también premiará a las jugadoras metiendo en su vestuario un autobús lleno de prostitutos.
Esta forma profundamente reaccionaria de usar la condición humana como un mercado de la carne en el que se somete, alternativamente, la condición femenina y la masculina, es una constante en el ‘mundo Berlusconi’. Cabe recordar que ya fue encausado tiempo atrás por mercadeo de menores –y no menores– en sus orgias bunga bunga. Y como que estamos hablando del ‘mundo Berlusconi’ hay que recordar que el imperio Mediaset (Telecinco y Cuatro) es suyo. Y si analizamos algunos de sus programas, encontramos que lo ‘berlusconiano’ está impregnado ahí. En 'First dates' (Cuatro), por ejemplo, están haciendo ahora una variante que consiste en poner a tres señoras a disposición de un comensal masculino. El presentador, Carlos Sobera, le pone al muchacho una señora al servirle el primer plato, otra en el segundo plato, y otra más cuando le sirven el postre. Y él va probando el repertorio femenino, y elige. También lo hacen al revés, es decir, una señora sola, con tres pollastres a degustar a lo largo de la comida.
En otro programa, ‘La isla de las tentaciones’ (Telecinco) la presentadora, Sandra Barneda, monta un mercado de parejas, de solteros y de solteras, todos juntos, y les incentiva para que se vayan poniendo los cuernos, consiguiendo escenas de mucha desesperación y tortura. Esta misma semana ha estrenado Telecinco otro ingenio titulado ‘The Bachelorette’, en donde Jesús Vázquez le pone a una joven una ristra de 20 sementales para que los vaya catando, uno a uno, y que elija. Es de suponer que próximamente lo harán a la inversa: un semental y 20 damas a su servicio.
No equiparo, de ninguna manera, el autobús del Monza con estos programas de Cuatro y Telecinco. Per algo hay en común que les aproxima: es el ‘sello Berlusconi’, ese mercadeo de carne humana, ese modo de hacer negocio sin escrúpulos.
