Los York tienen un secreto oculto desde hace años, del que ni sus vecinos, ni sus familiares más allegados han sabido nada y ni siquiera sospechan. Este matrimonio de jubilados baja de vez en cuando a una misteriosa construcción que descubrieron en el fondo de su cobertizo y desde allí se teletransportan al otro extremo de la galaxia. Como si estuvieran en un capítulo de Star Trek. Un mundo extraño que, por el momento, solo han podido vislumbrar desde los cristales de una habitación, en la que se sientan a contemplar el extraño paisaje alienígena. Estos viajes les llevan a un lugar donde pueden encontrar algo de paz para sobreponerse a una trágica pérdida familiar en el ocaso de sus vidas. Así han vivido durante años, pero un día la situación cambia, cuando empiezan a llegar cosas desde el otro lado del cristal.

Ésta es la premisa con la que arranca la nueva serie de Amazon Prime Vídeo, Night Sky. Se nos ha vendido como una miniserie de ocho episodios, pero esta primera temporada ha dejado los suficientes cabos sueltos y un final abierto al que perfectamente podrían dar continuidad en nuevas entregas. La trama de ciencia ficción es, en realidad, un excusa para contarnos la tierna historia del matrimonio protagonista, cómo sobrellevan una gran tragedia y cómo encaran los que posiblemente pueden ser sus últimos años. Por eso quienes se sienten a verla pensando que estamos ante una nueva Stargate o cosas similares, posiblemente podrían sentirse decepcionados. Es un drama intimista, en el que lo importante de la trama es mostrar las relaciones entre sus protagonistas, conectar con sus almas y vivir con la misma intensidad que ellos el día que deciden dar un vuelco a lo que sucede con sus vidas. Tan crepuscular como puede ser Picard. La elección de J. K. Simmons y de Sissy Spacek al frente del reparto ha sido todo un acierto. Posiblemente con unos actores de menor peso, habríamos tenido otra cosa entre las manos. Y seguramente mucho más aburrido. Ellos dos solos sentados en una habitación hablando se las bastan para sostener toda la trama, incluso con más solvencia que las frenéticas escenas de persecuciones en otras secuencias reservadas a los miembros más jóvenes del reparto.

También ha sido todo un acierto la elección del director argentino Juan José Campanella para ponerse tras las cámaras en los dos primeros episodios. Nada como tener al director de El hijo de la novia para contarnos la historia de amor de esta pareja de jubilados. Bueno, que nadie se engañe. Ojalá Night Sky tuviera el mismo nivel que la película protagonizada por Ricardo Darín Héctor Alterio. Son muchos los directores consagrados que se están pasando a la televisión, pero a veces su toque personal se pierde un poco en el proceso productivo en cadena y el resultado es algo un poco más impersonal de lo que estamos acostumbrados a verles hacer en la gran pantalla. Pero aun así, siempre se nota algo de su toque. Del mismo modo que se nota qué episodios de Raised by Wolfes estaban dirigidos por Ridley Scott; o la mano de Michael Mann es el episodio piloto de Tokio Vice; o la magia de Martin Scorsese en el de Vinyl. De todas maneras, Campañella no es ajeno al proceso de producción televisivo y ha sido director de episodios de series de canales mainstream como puede ser House Ley y Orden. Si con otro reparto los resultados hubieran sido muy distintos, lo mismo podría decirse sobre el director.

Campanella hace las funciones de productor de la serie, hecho que supongo que le habrá permitido introducir en la trama a actores argentinos, como a Julieta Zylberberg. En el segundo episodio se nos presenta una subtrama protagonizada por un clan familiar que vive en Los Andes y que durante siglos ha tenido encomendada la misión de vigilar esos misteriosos portales que abren puertas a los más insospechados parajes. Sabemos que tarde o temprano es inevitable que este personaje se cruce con los York y con su misterioso nuevo cuidador. Detrás de su historia, parece esconderse otra trama mucho más amplia que recuerda a las guerras entre los Otros y la Iniciativa Dharma de Lost. Una guerra secreta que daría mucho juego en futuras entregas.

El creador de la serie es un debutante Holden Mller, que hasta ahora solo había hecho labores de productor de un late show protagonizado por el cómico Larry Wilmore. El hecho de estar apadrinado por un director del peso de Campanella ha podido abrirle las puertas de Amazon para que la plataforma le dé las llaves para crear una serie de televisión totalmente nueva. El tiempo dirá si los ejecutivos están contentos con el resultado y la renuevan para más temporadas.

Ahora es el momento de los spoilers, por lo que aquellos que no hayan visto el final pueden dejar de leer sino quieren que les cuenten nada sobre él. En los últimos momentos del episodio final, los York descubren que pueden respirar y moverse libremente por la superficie ese planeta que hasta ahora solo contemplaban desde el otro de un cristal. Desde lo alto de una montaña, descubren un pueblecito más abajo y en el que se oye el sonido del repicar de unas campanas. ¿Están en la Tierra o en otro planeta? O ya que nos ponemos crepusculares, ¿y si realmente el viaje al otro lado del cristal es una metáfora del momento de su muerte? La respuesta positiva a esta última pregunta sería una manera de dar carpetazo y poner punto final a la historia. Pero prefiero pensar que todavía hay mucho que contar sobre la historia de esas puertas y el linaje de guardianes que las protegen.