Setenta años después de la muerte de Eva PerónDisney+ recrea la rocambolesca y macabra historia del secuestro de su cadáver en la serie 'Santa Evita'. La superproducción argentina, rodada en más de 40 localizaciones y que ha contado con 120 actores y 1.300 extras, está protagonizada por Natalia Oreiro, en el primer de la exprimera dama; Ernesto Alterio y Francesc Orella.

Natalia, interpreta al gran icono de Argentina pero usted es uruguaya, aunque lleva muchos años viviendo allí. 

Natalia Oreiro: Mi país es Uruguay y mi patria de adopción, Argentina. Es un lindo reconocimiento que eso no haya sido un prejuicio para que me escogieran.

¿Fue una gran presión interpretar a un mito como ella? 

Natalia Oreiro: Fue un enorme desafío porque es el símbolo político argentino más grande. Se le tiene muchísimo aprecio, aunque luego haya gente que no la quiera tanto. Se ha escrito mucho de ella, se la ha interpretado magistralmente, y ahora me ha tocado a mí. La serie se basa en un 'best-seller' y, si bien toca distintos momentos de la vida de Eva como su infancia, su juventud como actriz, su vínculo con Perón y su corta pero intensa vida política, lo que básicamente cuenta es el recorrido de ese cuerpo sin tumba. La obsesión de unos hombres hacia una mujer poderosa que, aun muerta, seguía teniendo ese enorme magnetismo de poder.

La historia del secuestro del cuerpo es increíble, parece sacada de una película. 

Natalia Oreiro: Es tremenda. Es la historia de cómo unos hombres que no pudieron dominar a una mujer poderosa en su corta vida intentan quedarse con su cuerpo como si fuera un trofeo. Ahí creo que hay también una mezcla muy actual del miedo que se le tiene todavía a las mujeres con poder.

¿Cuál fue el mayor reto a la hora de interpretarla? 

Natalia Oreiro: Si ya de por sí es complejo interpretar a alguien que existió, si le sumamos que estamos hablando de un mito es un desafío doble. De cualquier forma, yo hago una interpretación de ella y no una imitación, aunque trabajé de forma muy rigurosa con todo el material audiovisual que tenía de ella y con el que el Museo Evita me brindó. Sentí mucha empatía con los que la quieren cuando me eligieron.

¿Por qué?

Natalia Oreiro: Me dio mucha satisfacción que a los que la quieren les gustara que me eligieran. Quizá tenga que ver que soy popular, que vine de pequeña a Argentina, que mi origen es humilde y, sin querer parecerme en nada a su propia historia, hay algo de nuestros orígenes que puede llegar a ser similar.

Ernesto Alterio: "Koening sintió la extraña maldición del cadáver"

En la serie aparecen otros personajes reales, como los que interpretan Ernesto Alterio y Francesc Orella, dos hombres obsesionados con el cadáver de la exprimera dama y que pugnaron por él. En el caso del de Alterio, ¿lo describiría como el malo de la función?

Ernesto Alterio: A grandes rasgos, cumple un poco esa función. Lo que pasa es que es un personaje bien complejo.

Se trata del militar argentino Carlos Moori Koening. Dé detalles sobre él.

Ernesto Alterio: Es un militar de élite de origen alemán buenísimo al que Perón llama para que le ayude con todo el tema del voto femenino, para que sea su asistente y encargado de seguridad. Y ahí se empieza a gestar una extraña atracción hacia ella. 

Que continúa después de su muerte...

Ernesto Alterio: Sí, cuando ella muere los militares que toman el poder lo vuelven a convocar para que se ocupe del cadáver. Así que el personaje es muy interesante porque, partiendo de alguien para el que el orden y el control es algo fundamental, todo eso empieza a verse resquebrajado porque le comienza a pasar algo que no puede controlar, algo que tiene que ver con una fascinación, un enamoramiento, e incluso con una extraña maldición que empieza a sentir en torno al cadáver de ella. Al final termina alcoholizado, delirando, completamente psicótico. Así que es un personaje bien rico e interesante.

Francesc, por su parte, interpreta al doctor Ara, el médico español que embalsamó el cuerpo de Eva y que también acabaría fascinado por su figura.

Francesc Orella: No era el médico de Eva, sino el anatomista al que Perón encargó embalsamar el cadáver. Se obsesionó con este trabajo no solo por su afán perfeccionista, sino porque también estaba fascinado por el mito de Eva, por la mujer y la política que era. Fue el reto profesional de su vida. Su objetivo, de alguna forma, era dejarla como si estuviera viva para que el pueblo argentino pudiera despedirse de ella. Además, después del golpe de Estado se convirtió prácticamente en guardián del cadáver por la amenaza que había de secuestro y profanación, algo que al final ocurrió. Así que también era un personaje muy intenso que ha sido un desafío y un placer interpretar.