Era de madrugada en España (entre las tres y las cuatro de la mañana) cuando el tatami de Tokio hacía tambalearse una de las más serias opciones de medalla para la delegación nacional. Un fijo en las quinielas, un aspirante rotundo al podio nipón. Era Nikoloz Sherazadishvili, este georgiano de nacimiento que emigró con tan solo 14 años y tenía "entre ceja y ceja" el primer escalafón del torneo olímpico desde hacía meses.

Pero las medallas hay que trabajárselas a pico y pala y el español lo comprobó desde muy temprano. Nadie podía presagiar que el representante mongol podía ponerle en aprietos, pero efectivamente ocurrió. Niko tuvo que emplearse a fondo y poner a prueba su propia paciencia. Tras no marcar ni un solo punto en el desarrollo del combate, fue en la prórroga ('golden score') donde lograría al fin su primer propósito: acceder a octavos.

Nadie podía imaginar entonces que lo propio ocurriría también en la siguiente ronda, en ese caso contra el sueco Nyman; y que las señales de debilidad se multiplicarían en la definitiva contienda de cuartos, contra su bestia negra, ante la que no tuvo apenas ninguna opción. Así que tuvo que fiarlo todo a la repesca, en la que sucumbió. Fue desolador verle pedir perdón incluso a su propio entrenador por tamaña decepción, pero de todos modos su caso acabó siendo una lección de humildad para el entorno olímpico y para la tan contagiosa medallitis. Ni hay que tasar el esfuerzo de los deportistas al peso de los premios que consigan, ni tampoco hay que dar por cazado el oro antes de avistarlo.

Y mientras el judo tiembla, el boxeo responde. Tras situarse el ciclón Emmanuel Reyes a un solo combate de asegurar medalla, hizo lo propio este martes otro púgil con una historia impresionante: Jalidov, acogido en España y que compite ahora bajo su bandera con la esperanza de colgarse al menos un bronce. Lo garantizará si vence en su cruce de mañana.

En un día marcado por el cruce decisivo para el fútbol y a la espera de lo que hagan este jueves los dos equipos de baloncesto, en deportes colectivos se recupera el hockey femenino y el waterpolo sueña con éxitos metálicos, tal vez por partida doble. Lo hace con méritos de sobra la vela, que vivió su día más brillante en Enoshima. Los barcos españoles ya se han acostumbrado a las posiciones cabeceras y hay hasta cinco opciones de medalla. La que va cogiendo fuerza es la de Joan Cardona, que fue el último en ganarse la plaza para los Juegos y ha llegado como un ciclón. Es tercero en la general, pero a tan solo un punto del oro.

En Japón crece la temperatura y se levantan las voces que claman contra el sinsentido de jugar partidos de tenis a casi 40 grados y una humedad insufrible. Que se lo pregunten a Badosa, retirada por un golpe de calor. En un día aciago, también Muguruza y Davidovich vieron cerrarse el camino al título.