James Addison Baker III (Houston, Tejas, EEUU, 28-4-1930), exsecretario de Estado de Bush padre, empezó ayer un viaje al Magreb para intentar una solución en el conflicto del Sáhara. Hasta ahora, y desde que en 1997 fue nombrado por la ONU para esta misión, sus propuestas han sido rechazadas por los que consideran que únicamente Marruecos sale ganando.

Abogado adinerado antes de dedicarse a la política en 1969, Baker hizo carrera al lado de su paisano y amigo Bush, al que llevó en volandas al triunfo presidencial de 1988 dirigiendo hábilmente la campaña electoral cuando las encuestas eran negativas. Parafraseando el título de una película de la época, hizo fortuna lo de Los fabulosos Baker Bush Boys. De fábula en parte ha sido y es la trayectoria de Baker, porque desde que dirigió el gabinete presidencial de Reagan (1981-85) hasta la fecha, nunca tuvo necesidad de pasar por las urnas para ser un político importante. Su virtud principal ha sido la de mediador. Él fue uno de los artífices de la cumbre de Madrid, en octubre de 1991, en la que por primera vez se reunieron árabes e israelís, aunque no fue posible la paz. También fue él quien aglutinó la coalición internacional en la guerra del Golfo, asunto de cruel actualidad 12 años después con otro Bush de protagonista y él de asesor de cámara. Casi todo parece que fue ayer. También en España.