Los medios de comunicación más afines al Gobierno han empezado una caja de brujas con la plataforma Nunca Máis, aunque tratándose de una iniciativa gallega lo más apropiado sería escribir una caza de meigas.

Como si fueran una banda de facinerosos, a los dirigentes de la organización se les llama cabecillas y se les acusa en haber gastado el dinero que supuestamente estaba destinado a la lucha contra el chapapote en montar manifestaciones contra el Gobierno. ¡Pobres almas caritativas, que según La Razón se han sentido estafadas, después de ver cómo la plataforma se gastaba sus euros en pancartas, banderolas y folletos de claro contenido antigubernamental! Las maldades que se cuentan no tienen fin. Entre otras, por ejemplo, la movilización perpetrada de cientos de niños que han leído en público cartas contra los ejecutivos central y autonómico.

En su caza de brujas, el senador McCarthy lanzó la acusación de comunistas contra intelectuales, artistas y personas de algún peso en la sociedad norteamericana. En la caza de meigas, la acusación contra los responsables de la plataforma es de nacionalistas, gravísima en los tiempos que corren. No eran pescadores ni gente del pueblo los que montaron la plataforma, sino nacionalistas, con lo que queda del todo explicada tanta perversidad.

Pero hay un asunto que se ha de aclarar. Abc y La Razón publicaron que personas sorprendidas en su buena fe, que habían donado alguna cantidad, estaban reclamando su dinero, pero aparece ahora El País y afirma que las donaciones se han multiplicado en los últimos días, con lo que se ha producido el extraño fenómeno de que la campaña ha estimulado la generosidad de la ciudadanía. Que sigan las acusaciones.