La petición en Cataluña, Galicia y Euskadi para que dimita el presidente del Tribunal Constitucional es un clamor. Manuel Jiménez de Parga y Cabrera (Granada, 9-4-1929) ha soltado desprecios como éste: "En el año 1000, cuando los andaluces teníamos varias docenas de surtidores de agua de sabores distintos y olores diversos, en algunas zonas de las llamadas comunidades históricas ni siquiera sabían lo que era asearse los fines de semana".

Detalles higiénicos aparte, el que fue catedrático de Derecho Político en Barcelona (1957-77) y ministro de Suárez (1977-78) ya había demostrado antes de su elección al frente del TC, en noviembre del 2001, su rechazo de los hechos diferenciales. Desde que entró en el TC en 1995 emitió varios votos particulares contra esas comunidades. En 1997, calificó de "herético" llamar a España "nación de naciones" y consideró "inadecuado" lo de "comunidades históricas". De Euskadi se mofó a raíz del 11-S. Tras elogiar la "fortaleza" del Gobierno de EEUU contra el terrorismo, concluyó: "Nadie, ni el lendakari de Oklahoma o de Nevada, ha saltado diciendo que Bush invadía competencias".

Este volcánico catedrático, que empezó a desprestigiarse con sus devaneos políticos en la transición (coqueteó con socialistas y democristianos de Unió y acabó en UCD), no sorprende a los que le conocen.