Ayer hacía justicia empresarial y humana de Porcelanosa y hoy, por méritos propios, quiero hacer lo mismo con Lubasa, es decir, con Luis Batalla. Los castellonenses nos tenemos que sentir orgullosos de la seriedad, honradez y dedicación de Luis durante más de 50 años. Hoy, ya jubilado porque roza los 70 años, aún es el primero en acudir a su empresa y tiene una sucesión supergarantizada con sus tres hijos, a los que tanto él como su esposa han transmitido las mismas teorías de sus padres: trabajo, honradez y discreción.

Yo quiero salir a la palestra apoyando a esta ejemplar empresa y a Luis porque sé de las obras sociales que desde siempre ha colaborado con los castellonenses, además de salvar actuaciones puntuales como la del Club de Campo Mediterráneo o preparar los recintos del Festival Internacional de Benic ssim cuando Alejandro García se dio cuenta de que le había cogido el toro al no poder recibir a los miles de asistentes. Y no es justo que la oposición acuse al Ayuntamiento de que casi todas las obras se las dan a él. Es porque puede hacerlas más baratas que nadie.