A propósito del hallazgo del niño Dónovan Párraga un año después de su desaparición, me dirán que no cabe esperar que en Trijueque, Guadalajara, estén destinados ni el comisario Maigret ni el equipo del C.S.I. Me dirán que en esa zona rural no debo esperar mucho más que unos rastreos con perros y motos y el sistema del gancho en la fosa séptica, que esas cosas suelen dar mucho asco. Me dirán que la policía siempre llega demasiado tarde, cuando ya no hay nada que hacer. En este caso han llegado un año tarde tras dar muchas vueltas a la noria cuando el cuerpo estaba a 500 metros de su casa.

Cuando el Gobierno hable de seguridad ciudadana, responderé que, antes de aumentar las penas de cárcel, quizá debieran ser más diligentes en la investigación.