La primera embestida de la llamada Peste Negra, traída por barcos desde el Próximo Oriente, llegó a nuestras costas en 1348. Extendida rápidamente, en tierras valencianas se hizo presente hacia el mes de septiembre. Posteriormente, no dejaron de producirse sucesivas oleadas a lo largo de siglo y medio, con las correspondientes consecuencias demográficas, económicas y sociales. En las actas municipales son frecuentes las alusiones al temps pidemial y a les grans mortaldats. En nuestras comarcas hay hechos estudios sobre la incidencia de las pestes en la Plana, Morella y Segorbe.

A aquel ambiente de resignado pánico ante las imparables epidemias corresponden las imágenes terroríficas de la Danza de la Muerte, o aquellas noticias que nos hablan de que en muchos pueblos fueron prohibidos los toques de campana en los entierros, a fin de que la frecuencia de los sones no asustase a las gentes.

Es sabido también que en algunos lugares, fallecidos los notarios, se permitió autorizar escrituras a personas que no lo eran.

En el otoño del año 1420 sufrió Castellón uno de esos ataques. Y debió de ser bastante serio, porque el consell, a fin de disminuir el ambiente fúnebre que podía apoderarse de la villa, ordenó que durant lo temps de les morts les quals de present són en la dita vila que alcun no port los capirons vestits sin² tro fins que.l cos sie soterrat. Se autorizaba a llevarlos otro día más, tro fins que que les misses sien dites. La escueta prosa administrativa del escribano es bastante expresiva para reflejar costumbres y ambientes de nuestros tiempos medievales.