A las reiteradas acusaciones contra José Luis Rodríguez Zapatero de que su única política es esconderse detrás de las pancartas de protestas ciudadanas de todo tipo, el líder del PSOE ha replicado con un enunciado de propósitos de regeneración democrática si gana las elecciones generales del 2004. Es un mensaje que pretende, además, denunciar las malas formas con que José María Aznar ha ejercido la presidencia.

El programa regeneracionista del PSOE parte de la necesidad de acabar con el control férreo de las listas electorales; el uso partidista y sin recato de RTVE; el ahogo de las competencias del Congreso en la fiscalización de las actuaciones del Gobierno o de las cuentas públicas, y la limitación del dominio de la esfera pública por los intereses privados. Es su réplica a los incumplimientos acumulados del programa con que el PP ganó las elecciones de 1996. Los principios de Zapatero son saludables, sobre todo los de participación electoral y transparencia contable, y están en línea con la aspiración ciudadana de una democracia más madura. El proyecto supone un verdadero cambio, incluso respecto de la política que han practicado los socialistas en las ciudades y autonomías donde han gobernado.