El escritor peruano Mario Vargas Llosa abomina en su artículo en El País --titulado Los hispanicidas-- del alcalde de Lima, Luis Castañeda, por haber hecho retirar la estatua ecuestre del conquistador Pizarro de la plaza de Armas para sustituirla por una bandera inca. "Pizarro y lo que llegó con él a nuestras costas --la lengua de Cervantes, la cultura occidental, Grecia y Roma, el cristianismo, el Renacimiento, la Ilustración, los Derechos del Hombre, la futura cultura democrática y liberal, etcétera-- es un componente tan esencial e insustituible de la peruanidad como el Imperio de los Incas, y no entenderlo así, si no es ignorancia crasa, es un sectarismo ideológico nacionalista tan crudo y fanático como el que proclamaba no hace mucho que ser alemán era ser ario puro", responde el novelista.

En el mismo diario, Karmentxu Marín entrevista a Eugenio Nasarre, el autor del manual que indica a los candidatos del PP qué descalificaciones resultan más apropiadas contra sus competidores del PSOE. Nasarre también se encarga de algunos puntos débiles de los populares: les hace falta "estar más cerca de la gente y ser más humildes"; sospecha que "los dos vicepresidentes" ya están ensayando cómo poner las piernas sobre la mesa; y responde con una finura elocuente a una pregunta sobre la que fue su jefa en Educación, Esperanza Aguirre. "¿Nos la recomienda o sigue pensando como entonces?" "La recomiendo," responde. El discreto democristiano que es Nasarre se deja fotografiar bailando el twist sobre la mesa de su despacho. Debe recomendarlo su manual. Y toca predicar con el ejemplo.