iscutido y polémico, hay que reconocerle a Carlos Fabra que cumple sus compromisos. Hace años que dijo que haría un aeropuerto (proyecto que ya enunció su padre) y un parque temático y, contra todo pronóstico de los incrédulos, las empresas constructoras ya pueden empezar a preparar planos y mover tierra.

Durante un tiempo pareció que ambos proyectos eran una quimera más que un sueño. Hasta José Luis Rodríguez Zapatero tuvo que venir a Castellón para decir a los suyos que el "aeropuerto es importantísimo" porque nunca se lo han creído, aunque ahora reclaman que debía haberse hecho antes. Como el trasvase.

Ahora Fabra marca la agenda política de las elecciones, al poner encima de la mesa la realidad de los dos proyectos, que definen claramente el futuro turístico de la provincia. La apuesta por traer miles de turistas ya está hecha para convertirse en una magnífica fuente de riqueza.

Incluso en el modelo para hacer efectivos los dos proyectos Fabra ha roto la tendencia aislacionista de Castellón. Nuestra provincia jamás podrá tener un parque de atracciones o un aeropuerto si debe hacerse sólo con dinero público. Hay otras prioridades. Pero sí que puede hacerse con dinero privado. Así, hay aeropuertos en varias ciudades europeas y en medio de grandes urbanizaciones han sido posibles Port Aventura o Terra Mítica.