Me entero de que cada vez más gente del llamado Tercer Mundo viene a nuestro Estado del bienestar y cuida de nuestros ancianos y niños. Y puedo certificar que lo hacen bien, con gran cariño y eficiencia, sobre todo con gran cariño, porque una persona de Perú tuvo que cuidar a un miembro de mi familia recientemente.

Es como una metáfora. Los países más necesitados exportan humanidad a los países desarrollados donde el neoliberalismo proclama la filosofía del afán de lucro, del egoísmo, del todo vale por dinero, una filosofía que llega a defender sin rubor que no es tan malo que las multinacionales contraten a niños baratos precisamente en esos países del Tercer Mundo.

Vienen a enseñarnos a vivir. A ver si aprendemos.