Castellón se ha distinguido desde hace muchos años por contar con un comercio urbano muy atractivo y actual. Una actividad comercial que se ha consolidado gracias a la buena coyuntura económica de la zona, lo que ha comportado una excelente salud para un sector que no ha dudado en reinvertir en sí mismo para ir progresando.

De este modo, con los años se ha revelado como un comercio competitivo y que actualmente ofrece una amplia y variada oferta de toda clase de productos que pone al servicio de todos los castellonenses. Qué duda cabe de que el pequeño y mediano comercio de la capital de La Plana es una de las mejores cosas que posee una ciudad llamada a convertirse, como tantos nos han recordado, en una ciudad de servicios. No en vano, los mayoristas del sector siempre han resaltado el prestigio y la calidad del comercio de Castellón en comparación con ciudades que, por habitantes y tamaño, se encuentran en una situación similar a la nuestra. Una profesionalidad que se ha reconocido tanto por la seriedad en cumplir los compromisos económicos como por la categoría de sus establecimientos y su constante preocupación por estar a la vanguardia de todas las novedades que aparecen en el sector comercial. No sería inexacto, por ello, afirmar que Castellón puede sentirse orgullosa de esa inquietud constante por mejorar presente en el ánimo de los profesionales del comercio de nuestra ciudad.

Consecuencia de todo esto, y de la buena imagen que tanto Castellón como su provincia han proyectado al exterior, ha sido la llegada de todo tipo de comercios de todos los sectores desde fuera de la provincia. De este modo, si a oferta comercial local ya se situaba com una de las más completas de España, con estas incorporaciones, el consumidor de nuestra provincia goza del mismo nivel de calidad, de oferta y de variedad que el habitante de ciudades que nos doblan en dimensión y habitantes.

Llegados a este punto, es necesario plantear una reflexión ineludible, y que en muchas ocasiones me han formulado los mismos profesionales del sector. Cómo se explica que Castellón, a pesar de la categoría de su comercio por todos reconocida, no ha logrado convertirse en la capital comercial de los pueblos más importantes de la zona. Que sean una minoría de los ciudadanos de Vila-real, Burriana, Nules, Benicarló, Vinar²s.... los que vengan a comprar a Castellón.

Admitiendo, en todo caso, que el mismo comercio local de estas ciudades está a muy alto nivel, no se entiende que ocurra este fenómeno, cuando en otras provincias de igual nivel o superior, es la capital la que sigue atrayendo la mayor afluencia comercial de su zona de influencia. Pongamos por caso Alicante, una capital rodeada de importantes núcleos de población como Elx, Alcoi, Torrevieja o D¨nia, y que, sin embargo, sí logra que los habitantes de estas localidades se desplacen a ella para efectuar gran parte de sus compras. Este, precisamente, ha de ser uno de los grandes retos del comercio de la ciudad de Castellón: saber atraer a los consumidores de las grandes ciudades de nuestro entorno. Castellón ha de convertirse también en la capital comercial de la provincia.

Con estos antecedentes y teniendo en cuenta la futura implantación de grandes centros comerciales en la periferia de la ciudad, ha llegado el momento que de todo el comercio urbano se ponga manos a la obra para que la nueva situación no le sobrepase. No le pueda y le haga perdre competitividad y espacio en el mapa comercial provincial.

Las dos fórmulas comerciales no tienen por qué ser excluyentes. Puede haber un comercio urbano pequeño y mediano, cercano al consumidor y al centro de su ciudad. Y un comercio de gran superficie, periférico, cómodo, con grandes instalaciones y muchas posibilidades de compra, preparado para acoger a un gran número de clientes que tendrán que desplazarse forzosamente para poder acceder a él.

Por eso, al margen de opciones personales o de que cada negocio forme parte de una u otra asociación comercial, es necesario que todos los comerciantes urbanos de Castellón se unan en una sola plataforma, grupo, federación, mesa de trabajo, etc... El nombre es lo de menos. Lo que importa es que se hagan oír con una sola voz: la que defienda los intereses de un comercio que puede salir muy perjudicado si no se actúa inmediatamente. Y es que en dos o tres años podemos estar ante una situación completamente diferente a la actual. De ahí, la urgencia de que todos los implicados nos presentemos como un solo actor ante las administraciones que han de regular esta situación. Muy especialmente, como no podía ser de otra manera, al Ayuntamiento de Castellón. Y es que, de la misma manera que ha apoyado e impulsado la instalación de estas nuevas propuestas comerciales periféricas, también ha de respaldar y proveer al pequeño y mediano comercio urbano de todas las condiciones par que pueda ser igual de competitivo que los nuevos actores comerciales. Y que lo haga cuanto antes. Porque si tarde uno o dos años en asumir este reto, puede que sea ya demasiado tarde. Que ya no haya vuelta atrás ni para la Administración ni para las asociaciones comerciales. Que también han de tener presente esta urgencia, esta necesidad de actuar. Unos y otros han de aceptar el desafío y ponerse a trabajar conjuntamente para alcanzar los fines propuestos. A saber, que el comercio tradicional del casco urbano aguante la embestida de los grandes gigantes comerciales, que se convierta en el comercio moderno, atractivo y de calidad que todos deseamos y que conviva con esas otras fórmulas comerciales de inminente implantación en la ciudad.

Por último, desearía hacer un ruego muy encarecido a todos los comerciantes del casco urbano de Castellón para que se impliquen en este proyecto, con ganas, con ilusión, dejando de lado los temores y los prejuicios, y creyéndose que una nueva realidad es posible si ellos lo hacen posible y si se les facilitan las bazas necesarias para competir y convivir con todo lo que se nos viene encima.