De visita en España, el secretario general de la OTAN, George Robertson (Port Ellen, Escocia, Reino Unido, 12-4-1946), ha resaltado las coincidencias de las versiones del ministro español de Defensa y del portavoz de la Alianza Atlántica con relación a la catástrofe aérea del Yakovlev 42. Pero la discrepancia esencial continúa: ¿la OTAN sólo se limita a actuar como intermediaria y no se encarga del mantenimiento de los aviones, como asegura Trillo?

Curioso personaje este caballero (con título de lord desde agosto de 1999, en que dejó de ser ministro británico de Defensa para convertirse en líder de la OTAN). Curioso, sí, porque su biografía empieza a escribirse literalmente en una comisaría de policía (en una nació este hijo y nieto de policías) y se redondea con una gestión obsesionada por la seguridad. "Me metí en política --declaró en diciembre de 1999-- pensando que el mundo podría ser un lugar mejor y más seguro. Sigo pensando igual, y eso es lo que me motiva como secretario general de la OTAN".

Pese a los genes, de joven, Robertson fue antimilitarista y pacifista antinuclear. De su fiebre contra la guerra de Vietnam se curó tanto que ahora es un estrecho colaborador de su tocayo Bush. A finales del año pasado, dijo que la OTAN tenía "la obligación moral" de ayudar a EEUU en una "posible guerra contra Irak". Vaya bombón para la Casa Blanca.