Decenas de mujeres están muriendo acuchilladas, estranguladas, abrasadas con gasolina, tiroteadas. No hablamos de Oriente Próximo, guerras o ataques terroristas. Ocurre en España, y los asesinos son los varones que convivían con esas mujeres. Los partidos políticos se han puesto de acuerdo para aprobar la orden de protección que debe evitar esta sangría vergonzosa.

Sólo falta el dinero: que los legisladores nos digan cuánto han asignado para poner en marcha la asistencia social, económica, policial y jurídica de la víctima que deberá activarse cuando el juez lo ordene. Legislar es gratis; lograr que las leyes se apliquen requiere inversiones. Mientras tanto, en violencia machista seguiremos a la cabeza.