El X Congreso de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), celebrado en Praga entre los días 26 y 29 de mayo, ha tenido lugar en un nuevo contexto internacional que ha venido a plantear serias preocupaciones económicas y políticas. El nuevo contexto ha puesto en cuestión las antiguas instituciones y las relaciones internacionales multilaterales, y la economía, con su rápido deterioro, puede evolucionar hacia la recesión fácilmente.

De no adoptarse decisiones firmes de fortalecimiento del modelo social europeo, dotando de un perfil político y un papel independiente a la Unión Europea en los asuntos internacionales, ésta difícilmente podrá desempeñar un papel clave en el gobierno de la globalización, la promoción del desarrollo sostenible para todos, la defensa de la paz, la democracia y los derechos humanos en el mundo. Por todo ello, el futuro de la Unión Europea está en juego.

De esta forma tan preclara comienza la introducción del documento programático de la CES Programa de acción, analizado y debatido en Praga estos días pasados.

La Unión General de Trabajadores, que es preciso decir que es miembro fundador de la CES desde que la CES se creó hace ya treinta años, ha estado allí para participar de estos análisis y estos debates. En esta ocasión, más si cabe que en otras, la UGT ha jugado un papel muy importante. Ha sido este el congreso en el que el secretario general de la UGT, Cándido Méndez, ha sido elegido presidente de la CES y el motivo fundamental de que yo haya tenido la enorme satisfacción de acompañarle en Praga en este acontecimiento, sin duda, histórico --es la primera vez que un sindicalista español ostenta este cargo--. No obstante, también la satisfacción ha sido por haber tenido la oportunidad de vivir in situ reflexiones que allí se han producido y que son de un gran calado.

Al albur de la ampliación de la Unión se hace del todo necesaria más Europa. Por ello, la CES espera que la Convención Europea presente un tratado

Constitucional que esté a la altura de los desafíos que antes mencioné y que dote a la Unión de unas instituciones democráticas, eficaces y transparentes, basadas en unos derechos activos de ciudadanía europea.

Precisamente, por su estrecha relación, quiero referirme brevemente a algo que la CES ha considerado en sus trabajos programáticos y congresuales como uno de los pilares fundamentales para el movimiento sindical y que llena de una parte de contenido a ese modelo social mencionado anteriormente. Se trata de la igualdad; de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y entre trabajadores y trabajadoras; de la igualdad de género en definitiva.

Desde hace mucho tiempo, la Unión Europea tiene el compromiso de promover la igualdad entre hombres y mujeres, compromiso contenido en el Tratado de la Unión desde 1957. Según éste, la igualdad entre hombres y mujeres es una meta de la Comunidad Europea, y la Unión y sus Estados miembros están comprometidos, como objetivo central, a la integración de la igualdad de género en todas las políticas.

En este X Congreso, la CES ha pedido la introducción del derecho a la igualdad entre hombres y mujeres como uno de los objetivos clave de la Unión y como condición previa para la democracia europea. Las políticas que tratan la igualdad de género deberían tener el mismo estatus legal que las otras políticas de la Comunidad Europea. Un nuevo título coherente y amplio sobre la igualdad de género en el nuevo Tratado aportaría una base firme para el desarrollo de un marco legal europeo e integrado y aportaría, del mismo modo, los medios para tomar acciones eficaces.

La integración del objetivo de la igualdad de género dentro de las políticas -las que tienen un impacto directo o indirecto sobre las vidas de las mujeres y los hombres- es un primer paso lógico que se debe tomar para avanzar. Las preocupaciones, las necesidades y las aspiraciones de las mujeres deberían ser tomadas en cuenta y asumir la misma importancia que las de los hombres en el diseño y la implementación de las políticas. Al mismo tiempo, las desigualdades persistentes siguen requiriendo la implantación de acciones específicas a favor de la mujer. Esta doble estrategia debe ser fortalecida y continuada si queremos ver más avances en el logro de la igualdad de género entre hombres y mujeres.

Yo si quiero verlo. Desde el convencimiento apuesto por ello, tal y como apuesta la Confederación Europea de Sindicatos.