Vosotros diréis: ¡otra vez!, ¡imposible! En InterCoop deben tener una obsesión con los frutos secos y, en especial, con la almendra. Ya me lo dicen mis amigos por la calle: "debe estar mal eso de la almendra para tener que hablar tantas veces de ello". Es como si la sociedad, en general, también se empezara a preocupar. Podemos alegrarnos si hemos conseguido eso, entre todos los agentes que hablamos del tema, las organizaciones de productores e InterCoop.

Pues bien, espero que ya sea de las últimas veces que les machaco. El pasado miércoles, día 11, empezó ya la cuenta atrás para saber cómo quedará, finalmente, esta reforma de la célebre PAC (Política Agraria Comunitaria), y dentro de ella cómo quedarán las ayudas para los frutos secos. Por fin sabremos a qué atenernos y podremos ir trabajando en las estrategias que empresarialmente harán que podamos subsistir.

Está claro que desde hace tiempo pedimos una ayuda definitiva. Pero también está claro que, si nuestras estructuras empresariales no van evolucionando y se van adaptando a las exigencias de nuestros clientes, desapareceremos a pesar de las ayudas. Es necesario este esfuerzo de adaptación en las estructuras que industrializan la almendra, en las estructuras que garantizan la calidad y la trazabilidad de nuestro producto, y en las estructuras que garantizan una mejor comercialización del mismo.

Dirán: ¡que contradicción! ¿Las ayudas no garantizan la supervivencia del sector? Pues no. Trabajamos con un producto de muy bajos rendimientos. No tenemos los almendros en zonas de regadío, como California, ni de momento parece que esto vaya a cambiar.

Por ello la producción que se obtiene por unidad de superficie es baja. Es evidente que el productor debe recibir una ayuda por mantener productivas estas superficies y la actividad económica de esas zonas.

Franz Fishler, el Comisario de Agricultura de la Comisión Europea, ha dicho que protegerá especialmente las zonas desfavorecidas.

Nuestra zona de almendro no está exactamente en zona desfavorecida, pero sí que está en un área donde los rendimientos son bajos, por lo que no sé si nos va a tener en cuenta en sus oraciones.

InterCoop siempre ha defendido que esa ayuda debe ir ligada a las organizaciones de productores, pues uno de los objetivos que también tiene la PAC es organizar al sector de la producción. Sería una lástima que, después del esfuerzo realizado durante los últimos diez años para agrupar al sector, éste se deshaga por no trabajar ahora en la misma línea. Y es evidente que se debe dar un mayor reconocimiento a aquellas organizaciones de productores que están cerrando el ciclo, es decir, industrializando el producto.

InterCoop está realizando una serie de inversiones en esa industrialización, expresando de esta manera, claramente, que tiene confianza en el futuro de su proyecto de almendra de calidad, que vamos a poder seguir trabajando con ella.

Necesitamos, pues, ese apoyo a la concentración, a la diferenciación de la calidad, a la constancia en el mercado. Esperamos firmemente que el haber apostado por trabajar codo a codo con nuestros clientes, en la línea de la colaboración y no en la especulación puntual, nos sirva para ser un referente en el mercado en la almendra de la Comunidad Valenciana. A estas alturas, Bruselas, no pueden dejarnos en la estacada.