El Cisma de Occidente (1378-1417), cuyo desenlace tuvo lugar en tierras castellonenses, afectó de manera muy directa a la villa de Castellón. Un episodio importante de este periodo fue la anexión de la parroquia de Santa María a la Cartuja de Vall de Crist, cuyo prior convertido en párroco rigió aquélla hasta la Desamortización de 1835. Castellón sólo tuvo en este tiempo, al frente de su iglesia, a un vicario, el nombramiento del cual dio lugar a tiranteces y problemas.

Un sonado acontecimiento conflictivo tuvo lugar con motivo de la celebración del Corpus del año 1409, a causa del interdicto impuesto por el vicario general del obispado de Tortosa (bajo el famoso prelado Francesc Climent, tan cercano al Papa Luna) contra el gobernador de la Plana, residente en Castellón, a quien se le prohibió la presencia en la procesión y en la representación teatral que los jóvenes hacían per los lochs on en cascun any la dita procesó acostume a passar. Estas representaciones teatrales siempre tuvieron especial brillantez en la villa de Morella.

Los ediles castellonenses no querían renunciar a la procesión porque su fe les hacía esperar que nostre senyor Déu los ne conservarie llur sanitat e multiplicarie los fruyts e esplets que eren estats comanats a la terra. Dada la terquedad del gobernador, que no quería ausentarse de la villa, la procesión y representación del Corpus (aquel año caía en el 6 de junio) fueron trasladados a la inmediata festividad de San Juan (24 del mismo mes), aunque con la esperanza municipal de que al año siguiente tendría más solemnidad la celebración en el día de su exacto calendario.