De inmunidad a impunidad va mucho: en el coromines, sin ir más lejos, hay que rastrear los dos sustantivos desde municipio y pena respectivamente. Y eso ya dice algo: inmune es inmünis, libre o exento de servicio, contra impünis, libre de castigo.

La cercanía fonética en el caso de Silvio Berlusconi es también conceptual: un ley ad hoc ha dejado al primer ministro italiano libre de (eventual) castigo en el ejercicio de su (vigente) función como presidente del Gobierno.

Los otros cuatro altos cargos del Estado tampoco podrán ser procesados mientras estén en funciones, pero ninguno de ellos está amenazado de sentarse en el banquillo. Y Berlusconi, sí.

Pero un día dejará de ser presidente del Consejo. Todo llegará...