El sector citrícola español no sale de contratiempos. Ahora los americanos están dispuestos a reconvertir parte de las explotaciones agrarias de California y Florida en grandes extensiones de clemenules. Los primeros datos que se poseen apuntan que ya se han plantado más de 10.000 hectáreas de esta variedad estrella de la Comunidad Valenciana. Una variedad que ha revestido de un prestigio histórico a la naranja de Castellón. La cifra no preocupa en sí misma, pero si por lo que supone de embrión de un gran proyecto.

Durante la próxima década, Estados Unidos será capaz de producir suficientes nuleras como para abastecer el mercado interior e, incluso, exportar a otros países.

El sector citrícola castellonense arrastra una serie de lastres desde tiempos inmemoriales que no acierta a superar: minifundio, falta de profesionalización, elevados costes de producción y un largo etcétera de problemas que complican la rentabilidad de nuestros campos. Que los norteamericanos se lancen al mercado de la clemenules representa un duro revés, pero en lugar de lamentarnos por lo que hacen ellos deberemos afrontar nuestros propios dilemas.