Dejemos a la dirección del Gobierno tripartito catalán ultimando proyectos que han de llevar a la felicidad de la ciudadanía. En el mundo ocurren otras cosas que sería injusto ignorar.

Con su presencia en Irak, España no se limita a una labor policial, sino que vela por el futuro de los jóvenes iraquís. Véase, si no, el convenido que ha firmado el ministro de Defensa, señor Federico Trillo, con el presidente del Real Madrid, don Florentino Pérez, según el cual se creará una Escuela Deportiva en la ciudad de Diwaniya, donde tienen su base los militares españoles. Enseñarán baloncesto y fútbol, sobre todo fútbol, deporte que siempre ha gozado de la predilección de los iraquís. La prueba está en que la federación estuvo presidida por el primogénito del tirano, Udai Sadam Husein, tan bestia como su padre.

Será como una ONG que sembrará en las mentes juveniles la semilla del sueño de ser grandes figuras, que algún día merecerán la atención de los clubs más adinerados del planeta. Es importante que la gente joven esté esperanzada, ahora que se demuestra que ni siquiera el nuevo Ejército ofrece perspectivas de futuro. Con 700 soldados se creó un embrión de fuerzas armadas autóctonas, pero casi la mitad ya han desertado, porque cobraban poco.

Ahora se entiende a qué se refería el señor Aznar cuando hablaba de la labor humanitaria de los soldados en Irak. Cada país da lo que puede al prójimo necesitado. Unos mandan medicinas y otros alimentos. España mandará entrenadores de fútbol y baloncesto. Se ve que tenemos excedentes.