La obesidad, que los científicos consideran una verdadera epidemia y un factor de riesgo para llegar a padecer una enfermedad cardiovascular, está siendo tratada de forma trivial y frívola por la mayoría de los medios, especialmente la televisión, llegando a transmitir a la población que se trata sólo de un problema de estética. Aunque el peligro que significa la epidemia de anorexia que sufre Europa es muy serio y, en algunos casos, puede llevar a la muerte, cuantitativamente la obesidad afecta a un número mucho mayor de personas. Tres de cada 10 estadounidenses son obesos. En España hay ya un 14% de obesos y un 30% de personas con sobrepeso. Lo más alarmante es lo que ocurre con la población infantil: un 30% presenta sobrepeso y un 10% padece obesidad, lo que conlleva el riesgo de una enfermedad cardiovascular, diabetes o hipertensión.

Han pasado las fiestas de Navidad y se acercan las de Año Nuevo y Reyes. Una época que encierra el peligro de la sobrealimentación. Pero no hay que tener miedo en celebrar bien las fiestas, es mucho más importante lo que comemos de forma regular que un exceso de calorías en estos días.

Y hay que evitar los mitos sobre la nutrición. Por ejemplo: el chocolate, que se considera muy perjudicial, y, sin embargo, contiene unas sustancias flavonoides que ayudan a mantener el corazón sano, facilitan una buena circulación sanguínea y disminuyen la coagulación de la sangre. Además, el cacao es un rico en sustancias antioxidantes que reducen el daño de partículas tóxicas conocidas como radicales libres.

Otro mito es que para perder peso lo mejor es no comer hidratos de carbono (pan, cereales, azúcar, legumbres y pastas). No olvidemos que los hidratos de carbono son nuestra principal fuente energética (y que deben aportar el 55% del total de las calorías) y, por otro lado, aportan sólo 4 kcal/gramo, a diferencia de las grasas (9 kcal/g). Lo mismo ocurre con los frutos secos, cuyo consumo ha disminuido en un 5% últimamente, pues se teme que incrementan el peso, hecho hasta la fecha no documentado. Sin embargo, debido al perfil nutricional que presentan los frutos secos, sus posibles efectos beneficiosos sobre la salud se han reconocido en los últimos años. Su contenido calórico oscila entre 5,6 y 6,4 kcal/g y tienen una proporción equivalente en proteínas y carbohidratos (del 13 al 25% del valor calórico total), con un contenido muy elevado en grasa. Además de no contener colesterol, tienen una cantidad muy elevada de grasa poliinsaturada que evita la arteriosclerosis.

El estudio del genoma humano contribuirá a determinar cuál es el efecto de la dieta en nuestros genes y por qué las personas responden de forma diferente a los diversos nutrientes. Además, esto servirá para producir alimentos con efectos nutricionales específicos, destinados a satisfacer las necesidades particulares de cada individuo.

No hay que pasar mal las fiestas, sino modificar los hábitos alimenticios, es decir, lo que comemos habitualmente. El problema reside en que nos enfrentamos a una herencia de milenios. Durante el 99,9% de este periodo, el hombre sufría a causa del hambre y la escasez de alimentos. Hemos desarrollado diversos mecanismos innatos que nos incitan a comer y, sin embargo, no sabemos de ningún mecanismo innato que evite comer en exceso. Pero somos seres racionales.