ada vez es más que evidente la crisis del modelo económico castellonense. MEDITERRÁNEO lo viene anunciando desde hace meses. El azulejo está sumido en una crisis estructural que pondrá el sector en los resultados económicos que le corresponden. Y los cítricos consuman este año un proceso permanente de reducción en los márgenes de explotación de cualquier huerto. Ya no sale a cuenta ni ir a regar las clemenules.

La clave está en concluir si esto significa el final de un periodo de crecimiento económico. No es probable. Al contrario. Castellón puede continuar creciendo, generando riqueza y empleo. Pero para ello hacen falta tres cosas: continuidad de la paz social que registra la provincia desde hace años, apuesta por el crecimiento de la construcción y el turismo con recursos e inversión en las infraestructuras que hacen falta para la apuesta anterior.

El final del actual modelo se ve venir. Cada día es comentario obligado en despachos y bares, donde se detallan los azulejos que se fabrican de menos y las arrobas de clemenules que hay de más. Pero para salir de esta situación todo el mundo debe tener claro cómo debe trabajar por la nueva etapa. Y para eso muchos no tienen respuesta. Por eso caerán por el camino.

Por ejemplo. ¿Cómo piensan llevar los turistas del aeropuerto a la costa si no dejan construir la carretera Cabanes-Oropesa?