Al igual que en la mayoría de actos y disciplinas de nuestra sociedad, el mundo de la fiesta necesita renovarse en su organización y forma en que se viene desarrollando desde hace muchos años. La nueva fórmula de valorar los premios de los monumentos falleros de Burriana, que se acaba de introducir para las fiestas josefinas de este mes, puede ser un primer paso para que se varíe en la medida de los posible aquellas situaciones que se antojan caducas y sin sentido en la actualidad.

Es posible que para adaptar juntas festeras y comisiones a nuevos aires de modernidad haya que superar algunos escollos dentro y fuera del mundo que rodea a las fiestas en los pueblos de Castellón, pero no es menos cierto que la sociedad en general se beneficiará de los cambios introducidos siempre para mejorar.

Todos los representantes de los organismos e instituciones deben fundamentar la renovación con el ánimo de aunar esfuerzos y eliminar los procesos que chirrían, pero nunca enfrentando posturas de unos y otros que, al final, desembocan en distanciamientos entre las propias gentes del sector. Las buenas relaciones son la premisa principal en el desarrollo de nuestras fiestas.