on ésta son ya tres veces que se esfuma el trasvase del Ebro para Castellón. La reivindicación data de 1869, pero una tras otra las oportunidades se dejan en un cajón. Primero fue el canal Xerta-C lig. Luego el primer Plan Hidrológico de los socialistas, que con Borrell, Cristina Narbona y Vicente Albero diseñaron un ambicioso trasvase del Ebro hasta el sur de Alicante que quedó sobre el papel. Y ahora es el Plan del Partido Popular, que también pasa al olvido tras el triunfo de Zapatero.

Ya está bien. El trasvase es una necesidad para las sedientas tierras, no una lanza para herirse unos políticos a otros. Ahora, cuando ya habían iniciado las obras del último proyecto, llegan los socialistas a la Moncloa y dicen que ni una pruna. Decir por decir dicen que no faltará agua, que habrá desaladoras y que ahorremos agua en los riegos. Se nota que el diputado Jordi Sevilla pisa poco el campo y no se entera que existe mayoritariamente el riego por goteo.

Ahora de nuevo a esperar que vuelva a redactarse un nuevo plan, que Maragall y Marcelino Iglesias den el visto bueno y que vuelvan a subastarse obras. Diez años. Diez años que ya habrían pasado si se hubiera aprobado el proyecto de Borrell. Pero entonces tampoco catalanes y aragoneses estaban dispuestos a dar un litro de agua. Debe ser que mandan mucho más en Madrid que los valencianos. Y mañana hablaremos de Kioto.