El escritor alemán Günter Grass (Danzig, hoy la polaca Gdansk, 16-10-1927) viajó ayer a Barcelona para presentar sus dibujos y acuarelas, así como una recopilación de ensayos. Como el autor de El tambor de hojalata nunca ha disociado la literatura de la política, le faltó tiempo para expresar su satisfacción por la derrota del Partido Popular, que considera fruto de que los ciudadanos "ya no quieren que les mientan más".

Envuelto casi siempre en la polémica por no ceñirse al guión políticamente correcto, Grass fue tratado de "canalla" y "traidor" cuando criticó la reunificación alemana: temía que el fenómeno fuese una simple absorción de la ex-RDA. Traumatizado por el pasado nazi, advirtió: "Nadie en su sano juicio y con una pizca de memoria debe permitir que surja de nuevo una concentración de poder en el centro de Europa". Tras atacar al Gobierno democristiano alemán por vender armas a Turquía, que las empleaba contra los kurdos, y por endurecer la ley de asilo, la CDU le descalificó así en 1997: "Intelectualmente, ha tocado fondo".

Pero dos años después, en 1999, Grass tocó el cielo del Premio Nobel de Literatura "por haber descrito el rostro olvidado de la historia mediante vivaces fábulas negras". Como la del niño Oskar que, ante el nazismo, se niega a crecer y no hace otra cosa que tocar el tambor.