El Palau de Congressos de Peñíscola es sin duda una obra de una dimensión social y cultural que ayudará a dinamizar la ciudad del Papa Luna en el nuevo contexto turístico de la zona. El recientemente clausurado Festival de Cine de la Comedia ha venido a demostrar la importancia de una instalación cultural emblemática en el ámbito de las ciudades costeras de la provincia. Por ello no han pasado desapercibidas las críticas relativas a las deficiencias de sonoridad de un edificio, una apuesta singular y arriesgada, que ha centrado todos sus esfuerzos en buscar un contrapunto a la silueta del tómbolo de Peñíscola. El Palau de Congressos es una iniciativa atrevida, pero que ha dejado en segundo término cuestiones como la audición de un contenedor cultural que está llamado a ser un nuevo referente en la comarca del Maestrat. Ahora, una vez superado el test que ha significado la semana grande del cine de la comedia, es el momento de acometer cuanto antes las obras de este centro y que las críticas y propuestas ciudadanas sean tenidas en cuenta. Peñíscola ha demostrado con creces su capacidad para liderar la oferta de ocio cultural y por eso mismo merece disponer de unas instalaciones en línea con su prestigio.